miércoles, 17 de febrero de 2016

CARLOS III

                                                                          INDICE
  • 1Infancia y juventud
  • 2Rey de Nápoles y Sicilia
  • 3Rey de España
    • 3.1Política exterior
      • 3.1.1La Guerra de los Siete Años (1756-1763)
      • 3.1.2Guerra de independencia de los Estados Unidos (1776-1783)
      • 3.1.3Rusia y Prusia
      • 3.1.4Mediterráneo
      • 3.1.5Pacífico

        Infancia y juventud[editar]

        Carlos III con unos 10 años de edad. Cuadro de Jean Ranc.
        Nació el 20 de enero de 1716 a las 4 de la madrugada en el Real Alcázar de Madrid. Su cuidadora fue María Antonia de Salcedo. Luego, fueron responsables de él un grupo de hombres a cargo de Francisco María Spínola y Spínola, Duque de San Pedro.2 El 15 de enero 1724 su medio hermano mayor Luis heredó el trono por la abdicación de su padre en su favor, pero falleció en agosto y su padre volvió a ser rey.
        En 1729, se trasladó a Sevilla junto con su padre. Las naciones europeas, con el Tratado de Utrecht de entre 1713 y 1715 y el Tratado de Hannover de septiembre 1725, firmado como respuesta al Tratado de Viena de abril de 1725, establecieron sus posiciones en Europa. España había perdido muchos territorios e influencia tras la Guerra de Sucesión. Sin embargo, esta situación no duraría mucho ya que en los planes de Felipe V estaba recuperar sus territorios en Italia.
        Desde Sevilla, el monarca puso en marcha un plan para asegurar la sucesión de su hijo en el Ducado de Parma, firmando el Tratado de Sevilla con Inglaterra y Francia. Sin embargo, a la muerte del Duque de Parma, el Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico Carlos VI invadió esos territorios y Felipe V , al no recibir apoyo de las dos potencias, amenazó con declarar la guerra por su cuenta.3 En 1731, el Imperio Romano Germánico se adhirió al Tratado de Sevilla y Carlos III, con 15 años, abandonó Andalucía rumbo a Italia para ocupar sus plazas.
        El 1 de febrero de 1733 murió Augusto II, rey de Polonia, cuya monarquía no era hereditaria, sino elegida por el Parlamento polaco, el Sejm. Felipe V envió desde Sevilla un emisario a Varsovia para negociar la candidatura del infante don Felipe y la del infante Carlos. Sin embargo, sus candidatos tenían pocas posibilidades frente a otros con apoyos de Austria y Francia. Felipe V se trasladó a Madrid y firmó el Tratado del Escorial, Primer Pacto de Familia, con el que España abandonó su pretensión polaca y decidió aliarse con Francia para luchar contra el Imperio Romano Germánico a cambio de la ayuda de Francia en su campaña contra Nápoles y Sicilia, bajo el control austríaco, y para conseguir Gibraltar. La guerra en Italia se ganó, y el 10 de mayo de 1734 el infante don Carlos ordenó proclamar rey a su padre, sin embargo Felipe V cedió Nápoles y Sicilia a su hijo.

        Rey de Nápoles y Sicilia[editar]

        Carlos como Rey de Nápoles y Sicilia, Rey de las Dos Sicilias por Giuseppe Bonito, Madrid, Museo del Prado.
        Durante su reinado en Nápoles y Sicilia (Carlos VII, Carlo VII en italiano, o simplemente Carlo di Borbone, que es como se le suele llamar allí), intentó reformar y modernizar el reino, unificándolo, conquistando el afecto de los ciudadanos junto con su esposa María Amalia de Sajonia.
        Carlos contrajo matrimonio en 1738 con María Amalia Walburga de Sajonia, de 14 años. Ella era una princesa polaca de familia rica y fecunda, y su matrimonio tuvo un interés político, sin embargo fue también bien avenido. Se casaron por poderes en el Palacio de Dresde, en Sajonia, el 9 de mayo de 1738 y la boda se celebró en Nápoles el 9 de junio de ese año.4
        Intentó dotar a la capital, Nápoles, del aspecto que debía tener una Corte. Hizo hincapié en mejorar las edificaciones públicas, como el Hospicio, y trató de adaptar el palacio virreinal de acuerdo con la moda que imperaba desde la construcción de Versalles. También hizo construir complejos palaciegos en otros lugares del reino, como el Palacio Real de Caserta, uno de los mayores palacios reales del mundo. Otra de sus aportaciones fue el Teatro de San Carlos, para las representaciones de ópera.
        Sus años como rey de las Dos Sicilias le dieron una experiencia muy valiosa como rey de España. Los barones y la Iglesia acaparaban más del 50 % de las tierras, y en el caso de los primeros tenían además jurisdicción sobre las mismas, por lo que impedían el acceso de sus vasallos a los tribunales. El rey limitó su influencia política, dejando clara la supremacía de la Corona, pero su poder económico siguió intacto. El 3 de julio de 1738, en ocasión de su matrimonio, fundó la Insigne y Real Orden de San Jenaro, de la cual fue su primer gran maestre.5
        En 1740, uno de sus consejeros, el duque de Salas, permitió a los judíos retornar al reino, de donde habían sido expulsados por Carlos V, con la finalidad de impulsar la actividad económica. El pueblo y la Iglesia se opusieron y Salas fue destituido, derogándose el permiso. Poco después, el arzobispo Spinelli intentó introducir la Inquisición, pero el pueblo se opuso también a esta medida y hubo de desistir.
        También durante estos años encontró el monarca a algunos de los hombres que más influirían en su vida, como Bernardo Tanucci, jurista al que nombró Ministro de Justicia primero y de Asuntos Exteriores después, y que quedó como miembro del Consejo de Regencia cuando Carlos III heredó el trono español.
        Destaca el hecho de haber sido quien ordenó comenzar la excavación sistemática de las poblaciones sepultadas por la erupción del Vesubio del año 79: PompeyaHerculanoOplontis y las Villas Stabianas. No sólo eso, sino que en 1752, al ordenar construir una carretera hacia el sur (precursora de la actual Statale 18), salieron a la luz los restos de la ciudad de Paestum, que llevaban años cubiertos por la maleza (parte del anfiteatro yace precisamente bajo dicha carretera). Fue un hallazgo especialmente importante, porque allí se hallaban tres templos griegos en muy buen estado de conservación. Se encargaron de su estudio Felice Gazzola (un culto aristócrata y militar de confianza de Carlos, al que servía desde su época de duque de Parma) y Francesco Sabatini.
        La muerte sin descendencia de su medio hermano Fernando VI de España, hizo recaer en Carlos la Corona de España, que pasó a ocupar en 1759, dejando con gran tristeza, tanto de los reyes como del pueblo, la corona del Reino de Nápoles y Sicilia a su tercer hijo, Fernando.

        Rey de España[editar]

        Grandes armas de Carlos III con manto real,cimera real de Castilla y el lema «A solis ortu usque ad occasum» (Desde la salida del sol hasta el ocaso), origen de la frase atribuida a Felipe II:«En mis dominios no se pone el sol», haciendo referencia a que el sol nunca se ponía en losterritorios españoles, pues abarcaban los doshemisferios. También se incluye la palabraSantiago, en referencia al Santo Patrón de España, Santiago el Mayor, y más concretamente al lema tradicional «Santiago y cierra España». Fueron utilizadas por sus sucesores hasta 1931, aunque en el siglo XIX cayó en desuso.
        Tras los fallecimientos de Luis I y de Fernando VI sin descendencia, el trono de España pasó a Carlos III, tercer hijo de Felipe V y primero de su matrimonio con Isabel de Farnesio, con gran experiencia de gobierno como rey de NápolesFray Sebastián de Jesús de niño le pronosticó que iba a ser rey. Carlos III a su fallecimiento promovió el proceso de beatificación, mediante una carta dirigida en mayo de 1771 al cardenalarzobispo de SevillaFrancisco de Solís.6

        Política exterior[editar]

        La Guerra de los Siete Años (1756-1763)[editar]

        El primer asunto que el rey trató fue la Guerra de los Siete Años. El monarca español se vio obligado a tomar parte en la guerra tras la ocupación británica de Honduras y la pérdida de la colonia francesa de Quebec, lo que requirió la intervención española en el conflicto para frenar el expansionismo británico por América.
        En 1761 se firmó el Tercer Pacto de Familia y España entró en el conflicto bélico. El monarca se equivocó en cuanto a la ayuda real que podía prestar Francia y el estado de sus tropas. Una escuadra inglesa de 53 buques con un ejército de 14.000 hombres consiguió tomar La Habana por la falta de entrenamiento de las milicias, en número muy inferior a los ingleses, y la incompetencia del gobernador de la plaza, Juan de Prado. Poco después una escuadra procedente de la India bombardeó y tomó Manila. Los ingleses no pudieron extender su dominio por las Filipinas gracias a la resistencia de las guerrillas organizadas por Simón de Anda.7 La guerra terminó con la Paz de París de 1763. España cedió a Gran Bretaña la Florida y territorios del golfo de México, a cambio de la devolución de La Habana y Manila. La Luisiana francesa pasó a manos de España, más preparada para defenderla. Portugal, aliado de los británicos, recuperó la colonia del Sacramento.

        Guerra de independencia de los Estados Unidos (1776-1783)[editar]

        España continuó la alianza francesa. La sublevación de las Trece Colonias contra Jorge III dio a ambas potencias la ocasión para el desquite. Así, en la Guerra de la Independencia de los Estados Unidos, España intervino junto a Francia y contra Gran Bretaña.
        Desde la Declaración de Independencia (4 de julio de 1776) los sublevados recibieron ayuda española de forma solapada. En 1779 se rompieron las relaciones. Se asedió Gibraltar sin éxito, pero se pudo recuperar MenorcaBernardo de Gálvez, gobernardor de la Luisiana, ocupó Florida. Inglaterra, aislada y sin poder someter a los rebeldes, tuvo que firmar la paz.
        El Tratado de París de 1783 puso fin a la guerra. España recuperó Menorca, Florida y la costa de Honduras, aunque no pudo conseguir lo mismo con Gibraltar, que los ingleses se negaron en redondo a ceder.7España, de esta forma, contribuyó a la independencia de los Estados Unidos, hecho que creó un precedente para la emancipación de las colonias españolas en el siglo XIX.

        Rusia y Prusia[editar]

        Dos nuevas potencias, Rusia y Prusia, entraron en el mapa político europeo del siglo XVIII bajo los reinados de dos déspotas ilustrados: Catalina II y Federico II respectivamente. Ambos monarcas suscitaron interés y admiración en España, aunque la expansión rusa había alcanzado el Pacífico y se llegó a temer una alianza anglorrusa en el Mediterráneo. Tal evento no sólo no llegó a materializarse, sino que Rusia se opuso a la pretensión inglesa de controlar todos los movimientos marítimos en tiempo de guerra.

        Mediterráneo[editar]

        Carlos III había firmado un tratado de comercio con Turquía siendo rey de Nápoles y Sicilia, pues consideraba a este imperio un freno a los intereses ingleses, austríacos y rusos. El Monarca excluyó una alianza que estimó no sería bien recibida en el país, pero intervino en Orán que dependía del Imperio Otomano, con el doble objetivo de conseguir liberar el mar de piratas berberiscos y obtener concesiones económicas. En 1775 envió una expedición militar contra Argel al mando del general O´Reilly que acabó en desastre. Después de dos nuevos ataques, en 1783 y 1784, se firmó el Tratado Hispano-Argelino de 1786.

        Pacífico[editar]

        En diversas áreas del Océano Pacífico el Virreinato del Perú y el Virreinato de la Nueva España tuvieron la autorización del rey Carlos III de expandir el poder español y afianzarlo en el Gran Océano. Así pues, hubo varios intentos de incorporar la costa de OregónAlaska al Virreinato de la Nueva España con expediciones como la de Bruno de Heceta y otras. Mientras tanto, en el océano Pacífico Sur (llamado en ese momento los Mares del Sur) el Virreinato del Perú de Manuel de Amat y Junient ordenó dos expediciones: la primera, en la que se descubrió la isla de Pascua por Felipe González de Haedo tomando posesión de ella en nombre de Carlos III en 1770, y la segunda en 1772 capitaneada por Domingo de Bonechea que llegó al archipiélago Tuamotu y a las islas de la Sociedad donde estableció la soberanía española y la del rey sobre las islas. Los jefes de las principales aldeas de Tahití aceptaron la soberanía de España y ser súbditos de la corona española. Sin embargo, el proceso de ocupación de la Polinesia fue abandonado por el poco apoyo que le daban a esa iniciativa en Madrid y por los problemas religiosos del reino, por lo que dejaron la presencia española en esa área y abandonaron a finales de 1775.

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