lunes, 25 de mayo de 2015

JAPON,CAZADORES DE BALLENAS

                                                   JAPÓN, CAZADORES DE BALLENAS
       Uno de los peores ejemplos de explotación de la naturaleza en la historia de la humanidad es la caza de ballenas. Esta actividad data de hace cientos, incluso miles, de años. Al principio, algunas eran capaces de escapar de los balleneros gracias a su velocidad, (como por ejemplo, la gran ballena azul), pero las cosas cambiaron en el siglo XX, cuando la tasa de muertes comenzó a ascender, hasta el punto que muchas especies se quedaron a un paso de la extinción, o fueron reducidas a la denominada "extinción comercial" (es decir, demasiado raras como para que valga la pena cazarlas). ¡Y esto en tan solo medio siglo! La construcción de barcos más potentes, grandes, y con mayor capacidad de carga llevó a la búsqueda de su presa hasta la Antártida. A partir de 1968 comenzó la caza moderna, que consistió en la introducción de métodos de caza tan salvajes como la "arpón cañón", disparada directamente desde el barco, o el "arpón explosivo", que explota una vez insertado dentro del cuerpo de la ballena. Japoneses y Noruegos primero matan al ballenato, las ballenas adultas lo rodean, y es en ese instante cuando disparan sus arpones y producen la matanza. En las costas de Japón, estos avances tecnológicos generaron un incremento considerable en el número de ejemplares cazados. Primero fue la ballena azul: 243 cazadas en 1911, y ya "sólo" 21 fueron las que se pudieron encontrar y matar en 1934. Para los años treinta, las aguas del Atlántico ya se habían convertido en un gran campo de batalla internacional, en el que los países incluso competían (Reino Unido, EEUU, Argentina, Noruega, Japón, y un largo etcétera). Tal fue la devastación, que fue necesaria la creación de la Comisión Ballenera Internacional (CBI) en 1946, para garantizar zonas de reserva para las ballenas. Así, primero surgió el Santuario, que cubría un cuarto del Océano Antártico, pero sólo duró nueve años. En 1965, la CBI prohibió definitivamente la caza de la ballena azul en el Antártico, pero los balleneros respondieron de dos formas: cazando especies de menor tamaño, o haciendo trampas. La CBI repartió cuotas a los países miembros, pero éstas siempre fueron muy elevadas, lo que llevó a la disminución de las poblaciones en muy poco tiempo. Cuando la ballena azul se hizo demasiado difícil de encontrar, los balleneros se pasaron a la siguiente especie de menor tamaño, el rorcual común; después al rorcual boreal; y después al rorcual aliblanco. La Comisión está abierta tanto a países a favor como a países en contra de la caza. Éstos últimos fueron añadiendo miembros hasta que la CBI se convirtió prácticamente en una organización conservacionista; y como resultado, en 1982, se acordó una moratoria definitiva en contra de la caza comercial que comenzó a ser efectiva a partir de 1986. No obstante, la CBI dejó varios flecos sin atar: primero, el acuerdo de la moratoria es voluntario, de manera que cualquier país puede oponerse a ello y no tener que obedecer las normas que imponga; segundo, existen excepciones para la caza llevada a cabo por aborígenes, (los esquimales americanos aún pueden cazar algunas especies, como la ballena gris); y tercer punto, la caza letal para la "investigación científica" todavía está permitida. Cada vez un número mayor de países de la CBI votan a favor de la reanudación de la caza de ballenas. Entre las nuevas incorporaciones están Benin, Gabón, Tuvalu, y Nauru, los cuales han sido reclutados por el gobierno japonés y votan bajo lo que la Agencia Pesquera de Japón denomina un “programa de consolidación de votos”. Japón ha continuado sus actividades a pesar de la presión internacional que recibe para formar parte de la moratoria. Los grupos japoneses se han inventado excusas para continuar con la caza. Según ellos, lo primero es la Ciencia, basándose en la necesidad de tomar todas las medidas posibles y reunir cuantos más datos mejor para así poder realizar una actividad comercial sostenible. En segundo lugar, destacan su cultura, ya que la caza de ballenas cuenta con un amplio historial y la carne de ballena es de gran importancia en su dieta. Y el último punto, y quizás el más absurdo de todos, es que las ballenas comen demasiado pescado, y ponen en peligro los stocks.

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