CLIMOGRAMA DE QUITO (ECUADOR)
El paisaje ecuatorial se encuentra en áreas del planeta situadas en torno al Ecuador: cuenca del Amazonas (América del Sur), parte de América Central, cuenca del Congo y costa del golfo de Guinea (África) y el Sudeste de Asia
Los suelos
Los suelos más extendidos en las regiones ecuatoriales son latosoles. En general, son muy antiguos y aparecen en forma de acumulaciones arcillosas pardo rojizas sin horizontes diferenciados. La alteración de la roca madre es total, y tienen un alto contenido en óxidos de hierro, los mismos que explican su inconfundible color. Son ácidos o muy ácidos (su pH se sitúa en torno a 5) como consecuencia del intenso lavado de sus componentes y muy pobres en sílice y nutrientes. Su porosidad y capacidad de drenaje son elevadas.
En estos medios la descomposición de la materia orgánica es extraordinariamente rápida gracias a las termitas y a los numerosos microorganismos que proliferan a estas temperaturas por lo que la capa de humus es muy delgada. El paso de materia orgánica a humus (humificación), y de éste a sustancias minerales solubles aprovechables por las plantas (mineralización), es muy rápido. Además, los nutrientes son captados inmediatamente por las raíces de los árboles impidiéndose su traslado por el agua hacia horizontes más profundos. Es posible incluso que muchos árboles los extraigan directamente del humus, gracias a la colaboración de los hongos presentes en sus raíces lo que acortaría aún más la permanencia de la materia orgánica y de los nutrientes en el suelo.
Durante mucho tiempo la exuberancia de la vegetación creó una falsa imagen de fertilidad y muchos lugares fueron roturados para su cultivo. Sin embargo, tras algunos años de aprovechamiento, los rendimientos se vuelven siempre muy decepcionantes. Ello se debe a que las reservas que necesita el bosque se encuentran en su misma biomasa: en cuanto cae materia muerta al suelo, ésta es descompuesta y los nutrientes que genera son inmediatamente absorbidos por las raíces.
La pluvisilva se mantiene estable gracias a la rápida circulación de la materia. Cuando se incendia y rotura, la combustión mineraliza instantáneamente la materia contenida en los árboles y esta se incorpora al suelo otorgándole en un primer momento una gran riqueza. Sin embargo, al quedar desprotegido, sufre las consecuencias de un intenso lavado que va arrastrando los nutrientes a la vez que la fitomasa producida por la agricultura se exporta sin reintegrarse al suelo. Caso de abandonarse la parcela, puede reinstalarse un bosque secundario mucho más pobre que el inicial (consecuencia de la "pérdida del capital") y así sucesivamente si las roturaciones y abandonos se repiten. Al final, el suelo no permite más que el crecimiento de helechos (Pteridium spp) o de una pobre vegetación herbácea.
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