Este blog tiene como objetivo trabajar, investigar sobre la Historia, la Geografía, el Arte, etnografía... Lo hacen posible el alumnado del Ambito de Conocimiento Social y Geografía de la profesora Isabel de CEPA Santurtzi. APRENDE Y DISFRUTA CON ESTE GRUPO
viernes, 29 de abril de 2016
jueves, 28 de abril de 2016
ENEKO CASADO Y LA EDAD MODERNA
EDAD MODERNA
la edad moderna es el tercero de los periodos históricos en los que se divide convencionalmente la historia universal,comprendido entre el siglos XV y el XVIII.Alberga un período comprendido entre el descubrimiento de América en 1492 y la revolución francesa en 1789.La edad moderna se corresponde al período en que se destacan los valores de modernidad frente al período anterior.la edad moderna buscaría su referente en un pasado anterior,la Edad Antigua identificada como Época Clásica.
La Edad Moderna con el paso del tiempo se ha ido alejando y desde el siglo XX se suele añadir una cuarta edad como Edad Contemporánea.
IMÁGENES SOBRE AL EDAD MODERNA
VIDEOS SOBRE LA EDAD MODERNA
miércoles, 27 de abril de 2016
Dario de Regoyos
Allí, recibirá clases del que se convierte en su verdadero maestro, el pintor belga Joseph Quinaux.[4] A los ojos de Regoyos se extiende un país en el que el desarrollo económico, culturas y político llegan a todos los ámbitos y donde confluyen ideas caracterizadas por un creciente espíritu crítico y movidas por una intención de progreso.
De esta forma, surge el grupo de L’Essor, traducido como El Vuelo, en el año 1876 y al cual Darío de Regoyos se une en el año 1882. Este se encontraba conformado por un heterogéneo grupo de artistas, seguidores de diferentes estéticas, y cuyo objetivo común era una negación del neoclasicismo como corriente artística imperante y el nexo existente entre el arte y el academicismo. No obstante, por su preferencia por los artistas realistas frente a vanguardistas, así como su falta de programación Darío de Regoyos abandonará L’Essor en 1884, habiendo expuesto solo junto a ellos durante los años 1883 y 1884. A este período le corresponde el retrato realizado por Théo van Rysselberghe, también miembro de L’Essor, donde aparece Regoyos tocando una guitarra.
Entre los que habían decidido, por las causas nombradas, acabar con su participación en L’Essor, promovido por el abogado y pintor Octave Maus y el mecenas y escritor Edmond Picard, nace en el año 1883 el grupo denominado Les XX. Este grupo, el cual presenta veinte miembros (once miembros fundadores y nueve invitados) que a su vez, se hacían llamar veintistas, estaba conformado por otros artistas como James Ensor, Théo Van Rysselberghe o Fernand Khnopff. Esta organización tenía como objetivo promover una exposición anual, en las que cada artista presentaría seis obras, que al no existir jurado, niega o suprime la competición entre ellos. Todo esto sería, finalmente, acogido por un catálogo, así como un simultáneo ciclo de conferencias y conciertos. Entre los invitados a estas exposiciones figuran nombres inscritos en lo más alto del desarrollo impresionista, como Paul Gauguin, Camille Pissarro o Toulouse-Lautrec. Ese mismo año, Darío de Regoyos decide volver a pasar los meses del estío en Guipúzcoa, que con los años acabaría por convertirse en su residencia permanente. De estos viajes, se destaca su creciente relación con artistas vascos de formación francesa, como Ignacio Zuloaga, Paco Durrio y Pablo Uranga. Junto con ellos, se afanará el pintor en promover exposiciones de carácter colectivo como las llevadas en Bélgica, La sociedad de artistas vascos,[5] guardando las diferencias de estilo y de peso económico.
En 1888, Darío de Regoyos le escribe una importante carta al que había sido su amigo casi desde los comienzos de su estancia en Bruselas, el poeta Émile Verhaeren, a causa del fallecimiento de su padre. Le invitaba, en la misiva, a realizar juntos un viaje por España, del que nacería el libro La España Negra.[6] Este comenzará en Guipúzcoa y se visitó, por este orden, Guetaria, Zarauz, Renteria, Pamplona, Madrid, Ávila y finalmente Burgos. No obstante, en primer lugar sólo se publicaron las observaciones de Émile Verhaeren, en la revista L’Art Moderne, bajo el nombre Impresions d’artiste. No es hasta su publicación en la revista Luz fundada por el propio pintor, cuando recibirá el nombre de La España Negra,[7] con la ampliación de esta con ilustraciones xilográficas y una serie de textos realizados por él mismo. Son, sobre todo, las aportaciones de Darío de Regoyos las que posicionan este libro como una obra crítica con la España del momento, y el que además, decide finalmente añadirle el calificativo de negra.[8] Las obras sobre esta España pueblerina, tradicional y en su mayoría, controlada por la religión, se caracterizan por una búsqueda latente por la expresión, y unas ideas que le acercan a la que será la Generación del 98.[9] No obstante, esta cercanía no se basa, exclusivamente, en la idea trágica sobre España que plantean estos autores, sino la forma de vivir y ver el paisaje, donde predominan las ciudades crepusculares, la sensación de ruina, y de ser intercambiables entre ellas.
Los problemas de salud de su mujer, con la que había contraído matrimonio en el año 1875, y los suyos propios, van a empezar a complicar la vida del pintor, que hasta el momento se mantenía en una situación acomodada. Padre de seis hijos, multiplicaría por esta causa, y para poder financiar los cuidados que requería su familia, su participación en certámenes de pintura sin gran éxito. Es en este momento, cuando su anterior amistad con Camille Pissarro, le une al marchante Paul Durand-Ruel, que comercializará progresivamente su obra.[10] Gracias, además a Pisarro, retoma su afán de convertirse en un gran paisajista, probando esta vez las técnicas puntillistas, que le convierte en el único español que llevará a cabo esta técnica. No obstante, al ser una técnica pictórica que emplea mucho tiempo para su realización, acaba por ser abandonada por el artista.
Vuelve, así, a sus rápidas pinceladas y a pintar en su mayoría al aire libre a partir de 1900, durante un nuevo viaje por España en busca de diferentes paisajes. Esta serie de pinturas aumenta ligeramente su popularidad. A este período pertenece el popular cuadro de La Concha, realizado aproximadamente en 1906, donde consigue en un impresionismo maduro un equilibrio perfecto entre las tonalidades verdes, ocres, malvas y azules y en su composición.[11] En 1909 se traslada a Guecho y recibe los cuidados del médico Juan Antonio Gádiz, dado su cada vez peor estado de salud. Por estos mismos motivos, se traslada a Barcelona, donde es diagnosticado de cáncer de lengua, y donde pasa sus tres últimos años de vida habiendo ya perdido la capacidad de hablar. El 29 de octubre de 1913 muere en Barcelona a causa de esta enfermedad. Darío de Regoyos, sin embargo, por su gran amor al paisaje y a la pintura, no dejó de pintar hasta el final de sus días, valiéndose de sus anotaciones como inspiración para nuevas obras. En Bélgica, donde fue, finalmente, más reconocido, se instala una exposición en su honor por la asociación La Libre Esthétique, promovida por su director Octave Maus.
Obra[editar]
En la pintura de Regoyos, no cabe duda de que lo primordial en lo representado son la luz y el color. Además, en su pintura, se advierte un creciente simbolismo, en donde prácticamente todos los elementos responden a una idea mayor, en forma de metáfora. Como pintor, es indudable que poseía una gran curiosidad, con la cual fue capaz de dejar de lado el naturalismo y adentrarse en el impresionismo, ignorado en España, e incluso superarlo, con el puntillismo y pre-simbolismo. Llega por tanto, a ser más atrevido que pintores contemporáneos como Sorolla o Ignacio Zuloaga. Su dibujo resulta un tanto primario, casi naif, en contraste con un colorido vivo de gusto internacional, que entonces era mayoritariamente denostado en España. Existe una amplia muestra de su arte en el Museo de Bellas Artes de Bilbao, el MNAC de Barcelona y el Museo Carmen Thyssen de Málaga.[12]Si se intentase dividir su pintura por etapas, habría que centrarse en el concepto, más que en el método, para encontrar diferencias. Como dos grandes categorías la pintura de Regoyos puede entenderse como en ocasiones íntima y en otras, crítica y expresiva. Habría que destacar también que fuera de estas, se encuentran varios retratos y un autorretrato en su obra. En la primera, la pintura estará supeditada a la consecución de un instante, de un recuerdo o de una impresión de la naturaleza. De esto, es ejemplo obras como Recogiendo fresas, Pino de Bejar, o El gallinero. La paleta aquí, es clara, de colores suaves o a veces, artificiales. En la segunda se mantiene siempre crítico, con una visión desgarrada de la realidad y donde alcanza el expresionismo.
Es en su etapa madura como pintor cuando se adentra en el plenairismo. Ejemplo de esto son Paisaje de Hernani fechado hacia 1900, donde se muestra una vista panorámica de esta localidad al atardecer, con las luces doradas que bañan las pequeñas casas y el puente viejo, enmarcados por el monte Adarra. El paso del tren, hacia 1902, muestra el paso de éste cerca de San Sebastián, en Ategorrieta. Esta etapa pictórica podría resumirse fácilmente en las palabras del propio pintor en la revista francesa Mercure de France en 1905.[13]
Si volviera a comenzar mi vida, volvería a utilizar una paleta clara, sin tierras, sin negros, y sólo haría paisaje, entregándome por completo a las impresiones que recibiera de la naturaleza.
Darío de Regoyos, Encuesta sobre las tendencias actuales en las artes plásticas
// TRES ARTITAS VASCOS DE PINTURA// ZURIÑE BERROCAL//
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1.AURELIO ARTETA
Aurelio Arteta comenzó sus estudios en la Escuela de Artes y Oficios de Bilbao, que tuvo que abandonar por el traslado de su padre a Valladolid en 1894. Tres años más tarde se trasladó a Madrid donde ingresó en la Academia de Bellas Artes de San Fernando. En 1902 obtuvo una pensión de la Diputación de Vizcaya que le permitió viajar a Francia (París) e Italia (Roma, Florencia y Milán) entre 1905 y 1906. En 1911 fue miembro fundador de la Asociación de Artistas Vascos y empezó a pintar los frescos del Banco de Bilbao en los que mostró una clara influencia del pintor Pubis de Chavannes, cuya obra había conocido durante su estancia en París en los primeros años de este siglo XX En 1930 obtuvo el Premio Nacional de Pintura con su obra Bañistas y en 1932 la Primera medalla en la Exposición nacional de Bellas Artes con Los Hombres de Mar. La guerra civil española le sorprendió en Madrid, donde era profesor de dibujo en la Escuela Superior de Pintura. Se trasladó a Valencia, después pasó a Francia y se exilió finalmente en Méjico donde murió en 1940 por un accidente en el tranvía. La temática de su arte está basada en la sociedad vasca: el mundo rural con el de la ciudad. Su estilo era laborioso y detallista, realizando numerosos bocetos previos en el mismo campo. Las tonalidades que emplea son bastante oscuras, suavizando los colores ya en su madurez. Sus figuras son más bien idealizadas. Además de las obras ya citadas se pueden mencionar El Retrato de Don Pedro Zubiaurre de 1928 y Campesinos vascos del Museo de Bellas Artes de Bilbao. Se caracterizó especialmente por la pintura realista en el siglo XIX y por el Simbolismo/Modernismo, el Expresionismo Figurativo,el Realismo y en su última épocael Expresionismo Realista en el siglo XX. Dentro del Simbolismo/Modernismo destacamos sobre todo obras sobre retratos, religión, paisajes, costumbres, mitología. En cuanto al Expresionismo Figurativo destacamos su obra de "Despedida de las lanchas". En su época posterior de Realismo, podemos encontrar obras de protesta social, tales como "Evacuación de un pueblo", en la cual retrata la difícil situación del momento. En sus últimos días, se dedicó especialmente al Expresionismo Realista, con diversos murales, por ejemplo "Retrato de Vázquez Díaz".
(1870-1945) Eibar, España
3. VALENTIN DE ZUBIAURRE.
- FUNDACIÓN BANCO HISPANO AMERICANO: Del Romanticismo Al Novecentismo. Las tendencias novecentistas, En “Colección Banco Hispano Americano”, p.246 y 247, Madrid
- Gaya Nuño, Juan Antonio: Ars Hispaniae. Arte del siglo XX, Madrid, Plus Ultra, 1977, p.146.
- MUSEO DE BELLAS ARTES DE BILBAO: Exposición “Euskal Margoalariak. Pintores Vascos” en las Colecciones de las Cajas de Ahorro.
- MUSEO DE BELLAS ARTES DE BILBAO: “Guía del Visitante”, Bilbao 1977.
4. BENITO BARRUETA.
Chillida - Javi
Eduardo Chillida
Eduardo Chillida Juantegui fue un escultor español conocido por sus trabajos en hierro y en hormigón, destacado continuador de la tradición de Julio González y Pablo Picasso.
Nació el 10 de enero de 1924 en San Sebastián, era el tercer hijo de Pedro Chillida y su mujer, la soprano Carmen Juantegui. Fue portero de fútbol en la Real Sociedad, pero a causa de una lesión tuvo que dejarlo. A los diecinueve años inició en la Universidad de Madrid los estudios de Arquitectura, estudios que abandonará para dedicarse exclusivamente a la escultura y al dibujo en el Círculo de Bellas Artes de Madrid.
Su actividad comienza en torno a 1948, cuando se traslada a París. Allí entabla amistad con Pablo Palazuelo.
En 1950 regresa a San Sebastián, se casa con Pilar Belzunce y se instalan en Villaines-sous-Bois, un pueblecito francés en la región de Isla de Francia, departamento de Valle del Oise. Cuando nace el primero de sus hijos regresa definitivamente a San Sebastián y comienza a trabajar en Hernani en una fragua, donde el hierro introduce un cambio fundamental en su trayectoria. Por sugerencia de su amigo Pablo Palazuelo, hace en 1954 su primera exposición individual en la Galería Clan de Madrid. En 1964 recibe el Premio de Escultura del Carnegie Institute de Pittsburg.
En 1981 recibe la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes en Madrid. En 1983 recibe el Premio Europäischer der Künste en Estrasburgo. Es nombrado Miembro Honorario de la Royal Academy of Arts de Londres. En 1984 recibe el Grand Prix des Arts et Letres de París. También le fueron otorgados el Premio Príncipe de Asturias de las Artes en 1987 y el Premio Imperial Japonés en 1991.
En la última parte de su vida, el propio Chillida constituyó el museo Chillida-Leku, en el caserío de Zabalaga (Hernani). Es una construcción tradicional vasca remodelada por el escultor y rodeada de un gran espacio de jardines que alberga la obra del artista. Allí se dejó ver en público por última vez, en octubre de 2000, en un acto celebrado en el museo, en el que fue nombrado doctor honoris causa por la Universidad Complutense de Madrid. Le quedó pendiente el proyecto de la montaña de Tindaya, en Fuerteventura, pues no llegó a realizarse antes de que el escultor falleciera el 19 de agosto de 2002.
A lo largo de su vida, además de recoger infinidad de premios y condecoraciones, Chillida participó en centenares de exposiciones alrededor del mundo entero. Por ejemplo, la Bienal de Venecia (1958), el premio Carnegie (1965) o el Rembrandt (1975).
Sus primeras esculturas son obras figurativas, torsos humanos tallados en yeso como Forma, Pensadora, Maternidad, Torso o Concrec
ión. En todas ellas, el punto de partida es la escultura griega arcaica, pero se aprecia ya su preocupación por la forma interior además de tener un marcado sentido monumental.
Chillida expuso su temprano trabajo en 1949 en el Salón de Mai en el Museo de Arte Moderno de París, y el año siguiente participó en " la Red eléctrica de L Eblouies ", un espectáculo de arte de la posguerra en el Galerie Maeght. Después de que su primera exposición en solitario en la Galería de Clan en Madrid en 1954, Chillida expuso su trabajo en más de 100 recitales
Esta escultura se llama ´´El peine del viento´´ y esta en San Sebastian.
Diversas empresas e instituciones hicieron posible que la obra se llevase a cabo. En un primer momento iba a ser una única escultura situada en la enorme roca fisurada, pero posteriormente Eduardo decidió que fueran 3. Para él el número 3 tenía un significado, quizás por su dimensión geométrica o matemática.
Tras la construcción de la Plaza por el arquitecto Luis Peña Ganchegui, se pasó a la fase de instalación de la obra escultórica, previo reconocimiento del terreno, construcción de planos, maquetas, documentos y prototipos.
Se reforzaron las rocas para soportar el peso de 10 toneladas de cada una de las esculturas y se hicieron los agujeros para encajar las esculturas.
El objetivo era procurar una simbiosis de las esculturas con la roca, de manera que todos los materiales introducidos en las rocas para soportar el peso no se percibieran una vez colocadas las esculturas.
Primero se instaló la escultura del fondo, situada a una distancia de 80 metros.
Se trató de movilizar un helicóptero de la base militar americana de Zaragoza. El intento fracasó porque no disponían de aparatos preparados para soportar ese tonelaje.
Otra solución que se barajó fue la bajada con cuerdas desde la carretera del faro de Igeldo hasta el lugar, construyendo un vial provisional. Esto no solucionaba el problema de colocación y encaje.
Otra propuesta fue transportar la escultura en balsa o grúa flotante, pero las características de las rocas de alrededor, junto con el oleaje lo hacían peligroso.
La solución final fue construir una pasarela capaz de soportar el peso de la escultura (10Tn), las mareas y el oleaje. La siguiente escultura que se instaló fue la de la izquierda. La última fue la escultura de la derecha.
Para ello se construyó una pasarela de 10 metros. Finalmente se procedió a la fase de limpieza, borrando todo resto de hormigón o material "artificial" que se había colocado.
No hubo un acto solemne de inauguración, sino que fue un acto con la visita del Alcalde de San Sebastián, Fernando Otazu, y el Oficial Mayor del Ayuntamiento de San Sebastián, Federico Lários, entre otros. En total fueron unas 9 personas las que estuvieron en el acto que se celebró el 3 de septiembre de 1977.
El 16 de Septiembre de 2007, con motivo del 30 aniversario de la colocación del Peine del Viento, se celebró el acto oficial de inauguración.
Acudieron al acto la viuda de Eduardo Chillida (San Sebastián, 10 de enero de 1924 – San Sebastián, 19 de agosto de 2002), sus hijos y nietos.
También estuvieron el arquitecto Luis Peña Ganchegui y el ingeniero José María Elosegui en representación de la Comisión y todos los teabajadores que hicieron posible la instalación del Peine del Viento
Hay más. Mira, fíjate en esta otra obra, el “Elogio del Horizonte” en Gijón, mirando al límite que es el mar Cantábrico, subido en la parte más elevada de la ciudad, como un altar. Chillida colocó esa obra ahí, como una portería contra el viento. Una portería redondeada como un balón. La fusión perfecta de balón hecho postes, larguero, tiempo e infinito espacio. ¿Desde dónde llegan los goles? Desde allí, desde donde no los vemos. Más allá del horizonte más lejano que es la línea del Cantábrico. Allí se forjan las jugadas y los regates. Allí están todos los taconazos y los túneles y los pases al hueco y los huecos en las barreras por donde se cuelan los disparos que nos hacen perder partidos. El “Elogio del Horizonte” es un acto de amor al fútbol de un portero frustrado por no poder parar nunca el viento
Su actividad comienza en torno a 1948, cuando se traslada a París. Allí entabla amistad con Pablo Palazuelo.
En 1950 regresa a San Sebastián, se casa con Pilar Belzunce y se instalan en Villaines-sous-Bois, un pueblecito francés en la región de Isla de Francia, departamento de Valle del Oise. Cuando nace el primero de sus hijos regresa definitivamente a San Sebastián y comienza a trabajar en Hernani en una fragua, donde el hierro introduce un cambio fundamental en su trayectoria. Por sugerencia de su amigo Pablo Palazuelo, hace en 1954 su primera exposición individual en la Galería Clan de Madrid. En 1964 recibe el Premio de Escultura del Carnegie Institute de Pittsburg.
En 1981 recibe la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes en Madrid. En 1983 recibe el Premio Europäischer der Künste en Estrasburgo. Es nombrado Miembro Honorario de la Royal Academy of Arts de Londres. En 1984 recibe el Grand Prix des Arts et Letres de París. También le fueron otorgados el Premio Príncipe de Asturias de las Artes en 1987 y el Premio Imperial Japonés en 1991.
En la última parte de su vida, el propio Chillida constituyó el museo Chillida-Leku, en el caserío de Zabalaga (Hernani). Es una construcción tradicional vasca remodelada por el escultor y rodeada de un gran espacio de jardines que alberga la obra del artista. Allí se dejó ver en público por última vez, en octubre de 2000, en un acto celebrado en el museo, en el que fue nombrado doctor honoris causa por la Universidad Complutense de Madrid. Le quedó pendiente el proyecto de la montaña de Tindaya, en Fuerteventura, pues no llegó a realizarse antes de que el escultor falleciera el 19 de agosto de 2002.
A lo largo de su vida, además de recoger infinidad de premios y condecoraciones, Chillida participó en centenares de exposiciones alrededor del mundo entero. Por ejemplo, la Bienal de Venecia (1958), el premio Carnegie (1965) o el Rembrandt (1975).
Sus primeras esculturas son obras figurativas, torsos humanos tallados en yeso como Forma, Pensadora, Maternidad, Torso o Concrec
ión. En todas ellas, el punto de partida es la escultura griega arcaica, pero se aprecia ya su preocupación por la forma interior además de tener un marcado sentido monumental.
Chillida expuso su temprano trabajo en 1949 en el Salón de Mai en el Museo de Arte Moderno de París, y el año siguiente participó en " la Red eléctrica de L Eblouies ", un espectáculo de arte de la posguerra en el Galerie Maeght. Después de que su primera exposición en solitario en la Galería de Clan en Madrid en 1954, Chillida expuso su trabajo en más de 100 recitales
Esta escultura se llama ´´El peine del viento´´ y esta en San Sebastian.
Situado al final de la playa de Ondarreta, en el extremo oeste de la capital guipuzcoana y a los pies del monte Igeldo, el Peine del Viento es una de las obras más conocidas del genial escultor Eduardo Chillida. Fue instalada en este lugar en 1977, en colaboración con el arquitecto Luis Peña Ganchegui, que fue el encargado de diseñar el entorno.
El llamado Peine del Viento es un conjunto en el que el arquitecto Luis Peña Gancheguiar urbanizó una plaza adoquinada con granito, y que Eduardo Chillida completó con las esculturas. Es un grupo de tres esculturas de acero corten incrustadas en una rocas azotadas por las olas del mar Cantábrico. Cada una pesa 10 toneladas de peso. Según dijo Chillida, su intención era que el viento se peinara antes de entrar en la ciudad; de ahí su nombre.
Las tres son similiares, pero no idénticas. Cada escultura está formada por cuatro gruesas barras de acero de sección cuadrada que emergen de un tronco común anclado en la roca. Una de las barras marca una curva en el aire y traza una paralela con el tronco común, antes de volver a incrustarse en la roca. Los otros tres brazos se retuercen y curvan a modo de garfios atrapando el espacio en su interior, sin llegar a cerrarse nunca.
El acero cortén es el único material capaz de desafiar las condiciones terribles que impone el lugar: los temporales del mar y el salitre. Se supone que, tras la oxidación de su superficie, el acero cortén permanece inalterable a la acción del agua y de la sal, puesto que la misma capa de óxido actúa como elemento protector de la erosión
Las tres son similiares, pero no idénticas. Cada escultura está formada por cuatro gruesas barras de acero de sección cuadrada que emergen de un tronco común anclado en la roca. Una de las barras marca una curva en el aire y traza una paralela con el tronco común, antes de volver a incrustarse en la roca. Los otros tres brazos se retuercen y curvan a modo de garfios atrapando el espacio en su interior, sin llegar a cerrarse nunca.
El acero cortén es el único material capaz de desafiar las condiciones terribles que impone el lugar: los temporales del mar y el salitre. Se supone que, tras la oxidación de su superficie, el acero cortén permanece inalterable a la acción del agua y de la sal, puesto que la misma capa de óxido actúa como elemento protector de la erosión
La construcción de la obra
Tras la construcción de la Plaza por el arquitecto Luis Peña Ganchegui, se pasó a la fase de instalación de la obra escultórica, previo reconocimiento del terreno, construcción de planos, maquetas, documentos y prototipos.
Se reforzaron las rocas para soportar el peso de 10 toneladas de cada una de las esculturas y se hicieron los agujeros para encajar las esculturas.
El objetivo era procurar una simbiosis de las esculturas con la roca, de manera que todos los materiales introducidos en las rocas para soportar el peso no se percibieran una vez colocadas las esculturas.
Primero se instaló la escultura del fondo, situada a una distancia de 80 metros.
Se trató de movilizar un helicóptero de la base militar americana de Zaragoza. El intento fracasó porque no disponían de aparatos preparados para soportar ese tonelaje.
Otra solución que se barajó fue la bajada con cuerdas desde la carretera del faro de Igeldo hasta el lugar, construyendo un vial provisional. Esto no solucionaba el problema de colocación y encaje.
Otra propuesta fue transportar la escultura en balsa o grúa flotante, pero las características de las rocas de alrededor, junto con el oleaje lo hacían peligroso.
La solución final fue construir una pasarela capaz de soportar el peso de la escultura (10Tn), las mareas y el oleaje. La siguiente escultura que se instaló fue la de la izquierda. La última fue la escultura de la derecha.
Para ello se construyó una pasarela de 10 metros. Finalmente se procedió a la fase de limpieza, borrando todo resto de hormigón o material "artificial" que se había colocado.
No hubo un acto solemne de inauguración, sino que fue un acto con la visita del Alcalde de San Sebastián, Fernando Otazu, y el Oficial Mayor del Ayuntamiento de San Sebastián, Federico Lários, entre otros. En total fueron unas 9 personas las que estuvieron en el acto que se celebró el 3 de septiembre de 1977.
El 16 de Septiembre de 2007, con motivo del 30 aniversario de la colocación del Peine del Viento, se celebró el acto oficial de inauguración.
Acudieron al acto la viuda de Eduardo Chillida (San Sebastián, 10 de enero de 1924 – San Sebastián, 19 de agosto de 2002), sus hijos y nietos.
También estuvieron el arquitecto Luis Peña Ganchegui y el ingeniero José María Elosegui en representación de la Comisión y todos los teabajadores que hicieron posible la instalación del Peine del Viento
En Berlín delante de la Nueva Cancillería hay una obra que Chillida donó a la capital alemana: dos manos se juntan en una maraña redonda que bien podría ser el balón que todo lo une, que a todos nos une, como a la ciudad que hasta 1989 permaneció partida en dos, un campo roto por la mitad, amurallado, electrificado, completamente muerto. Dos brazos que con dos manos cogen un balón en alto que llega desde un saque de esquina, de la esquina más nauseabunda tras un callejón absurdo y cruel de la historia, para fusionarlo en las manos de dos ciudades consiguiendo que sean de nuevo una. La barbarie en esta capital del siglo XX ha quedado por fin parada, con las dos manos. La escultura está frente a un rectángulo verde atravesado con líneas blancas, un campo de juego que une las dos porterías separadas por la miseria en un mismo espacio, en un mismo tiempo. De nuevo, el fútbol. Ahí lo tienes.
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