Los pueblos medievales más bonitos de Europa
1. Salisbury, Inglaterra, Reino Unido
Si Los Pilares de la Tierra te hicieron soñar con la Edad Media, Salisbury también lo hará. Poner un pie en su catedral es entrar en aquella que describía Ken Follet en su best seller.
2. Olite, Navarra, España
Navarra siempre ha sido cuna de gentes nobles que dieron forma a localidades como Olite, un pueblo medieval a poco más de media hora de Pamplona. La joya de la corona de su coqueto casco antiguo es, sin duda, su castillo, un lugar mágico en cuyo patio se celebra cada verano un Festival de Teatro Clásico.
3. Fredrikstad, Noruega
Fredrikstad tiene el honor de ser el único enclave noruego que mantiene intactas sus murallas. Para algunos resulta el pueblo más medieval del país. Destaca también su foso, un gran hueco defensivo que a día de hoy sigue lleno de agua y dando forma de estrella a la localidad. Sus 350 habitantes.
4. Cortona, Italia
El casco histórico de Cortona parece abrazarlo suavemente las montañas de la provincia de Arezzo. La cuarta ciudad más grande de Toscana,
5. Besalú, Cataluña, España
Allá donde se cruzan Alto Ampurdán, Pla de l’Estany y La Garrocha se levanta Besalú, un enclave catalán cuyo nombre viene de Bisuldunum que recuerda que es una fortaleza entre dos aguas, las del río Fluviá y las del Capellades.
6. Carcasona, Francia
Una sola mirada a la ciudadela de Carcasona basta para entender por qué este lugar fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Su muralla es tan imponente como el conjunto histórico que guarda. El Castillo Condal, la Basílica de Saint-Nazaire, la Catedral de Saint-Michel, el Canal de Midi, el jardín de Maria-et-Pierre-Sire.
7. Guimarães, Portugal
Dicen que Guimarães, en principio bautizada como Vimaranes, la fundó don Vimara Pérez, un hidalgo que servía al rey asturiano Alfonso III. Fuera así o no, lo que nadie puede negarle a este bello enclave del norte de Portugal es el buen trato que le ha dado a su patrimonio histórico. Su Pazo del siglo XV es excepcional y encierra claras influencias de la arquitectura señorial de Europa Septentrional.
8. Hervás, Cáceres, Extremadura, España
Érase una vez una de las juderías mejor conservadas de España, hasta el punto que hoy en sus calles aún se pueden comprar auténticas piezas de repostería _koshe_r. Piérdete por sus ensortijadas callejuelas hasta llegar a la Iglesia de Santa María, el punto más alto del lugar.
9. Gniew, Polonia
Las aguas del Vístula besan Gniew, la coqueta localidad polaca que preside el Castillo de Ordensburg, una soberbia fortaleza construida por la Orden Teutónica en el siglo XIV. Si vas en la fecha precisa podrás presenciar su espectacular Torneo Internacional de Caballeros, un festival en el que los hombres vuelven a montar a caballo vestidos .
1. Salisbury, Inglaterra, Reino Unido
Si Los Pilares de la Tierra te hicieron soñar con la Edad Media, Salisbury también lo hará. Poner un pie en su catedral es entrar en aquella que describía Ken Follet en su best seller, la misma que frecuentaron Tom Builder, el prior Philip y la inteligente Aliena. En el corazón de la provincia de Wiltshire encontrarás este imponente edificio que sostiene la aguja más larga de Inglaterra (123 metros).
2. Olite, Navarra, España
Navarra siempre ha sido cuna de gentes nobles que dieron forma a localidades como Olite, un pueblo medieval a poco más de media hora de Pamplona. La joya de la corona de su coqueto casco antiguo es, sin duda, su castillo, un lugar mágico en cuyo patio se celebra cada verano un Festival de Teatro Clásico. Entonces los grandes autores se representan bajo las estrellas. Una cita para no perderse.
3. Fredrikstad, Noruega
Fredrikstad tiene el honor de ser el único enclave noruego que mantiene intactas sus murallas. Para algunos resulta el pueblo más medieval del país. Destaca también su foso, un gran hueco defensivo que a día de hoy sigue lleno de agua y dando forma de estrella a la localidad. Sus 350 habitantes presumen de tener la fortaleza mejor conservada de Escandinavia.
4. Cortona, Italia
El casco histórico de Cortona parece abrazarlo suavemente las montañas de la provincia de Arezzo. La cuarta ciudad más grande de Toscana, ya casi en la frontera con la vecina provincia de Umbría, ha sabido conservar un Duomo sencillo pero elegante a cuyos pies se abre una bella ágora, antaño centro neurálgico de la localidad.
5. Besalú, Cataluña, España
Allá donde se cruzan Alto Ampurdán, Pla de l’Estany y La Garrocha se levanta Besalú, un enclave catalán cuyo nombre viene de Bisuldunum que recuerda que es una fortaleza entre dos aguas, las del río Fluviá y las del Capellades. Pasar su puente y patear su judería tele transporta en el tiempo casi tanto como cruzar el umbral del Monasterio de San Pere.
6. Carcasona, Francia
Una sola mirada a la ciudadela de Carcasona basta para entender por qué este lugar fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Su muralla es tan imponente como el conjunto histórico que guarda. El Castillo Condal, la Basílica de Saint-Nazaire, la Catedral de Saint-Michel, el Canal de Midi, el jardín de Maria-et-Pierre-Sire. Todo parece estar en el mismo lugar en el que lo colocaron quienes muchos siglos atrás fueron habitantes de la ciudad.
7. Guimarães, Portugal
Dicen que Guimarães, en principio bautizada como Vimaranes, la fundó don Vimara Pérez, un hidalgo que servía al rey asturiano Alfonso III. Fuera así o no, lo que nadie puede negarle a este bello enclave del norte de Portugal es el buen trato que le ha dado a su patrimonio histórico. Su Pazo del siglo XV es excepcional y encierra claras influencias de la arquitectura señorial de Europa Septentrional.
8. Hervás, Cáceres, Extremadura, España
Érase una vez una de las juderías mejor conservadas de España, hasta el punto que hoy en sus calles aún se pueden comprar auténticas piezas de repostería _koshe_r. Piérdete por sus ensortijadas callejuelas hasta llegar a la Iglesia de Santa María, el punto más alto del lugar. Desde allí, el pueblo parece una isla de tejadillos rojos arrullada por un suave mar de montañas.
9. Gniew, Polonia
Las aguas del Vístula besan Gniew, la coqueta localidad polaca que preside el Castillo de Ordensburg, una soberbia fortaleza construida por la Orden Teutónica en el siglo XIV. Si vas en la fecha precisa podrás presenciar su espectacular Torneo Internacional de Caballeros, un festival en el que los hombres vuelven a montar a caballo vestidos con armaduras para batirse en duelo.
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