miércoles, 16 de diciembre de 2015

18 Diciembre dia internacional del Migrante

18 Diciembre: Día Internacional del Migrante

Preparando el Adviento y la Cena de Navidad…

“Mira que estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y me abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo”. Jesús toca la puerta. (Ap. 3, 20)

Aunque como Iglesia celebremos la jornada de las migraciones en enero, como cristianos comprometidos con la sociedad plural, en la que todos recorremos el mismo camino hacia un mundo más equitativo y justo, no podemos olvidar que el 18 de diciembre es el Día Internacional de las Personas Migrantes. Este día queremos unir nuestra voz a las de los millones de personas que por diversas circunstancias abandonan sus hogares, su familia y su país de origen, “emprendiendo el arriesgado viaje de la esperanza, con el equipaje lleno de deseos, sueños y temores, a la búsqueda de condiciones de vida más humanas y una posibilidad de futuro.
No es extraño, sin embargo, que estos movimientos migratorios susciten desconfianza y rechazo, también en las comunidades eclesiales, antes incluso de conocer las circunstancias de persecución o de miseria de las personas afectadas. Esos recelos y prejuicios se oponen al mandamiento bíblico de acoger con respeto y solidaridad al extranjero necesitado.” (Papa Francisco. Mensaje para la Jornada Mundial de las Migraciones 2015).
Es Adviento. Es tiempo de prepararnos para la gran pregunta que Dios nos dirige desde el pesebre, desde la huida, desde las bienaventuranzas, desde la cruz... ¿Dónde está tu hermano?
En estos momentos hay unos 232 millones de migrantes en todo el mundo. Ban Ki-moon, Secretario General de las Naciones Unidas recuerda en su mensaje de este año que “Son demasiados los migrantes que viven y trabajan en condiciones precarias e injustas. Muchos arriesgan la vida en el mar en busca de refugio. Ellos y sus hijos son extremadamente vulnerables a la explotación y los abusos. Muchos son privados de su libertad en lugar de ser tratados con empatía y recibir la protección necesaria. La persistente discriminación contra los migrantes genera grandes desigualdades, pone en peligro la trama de la sociedad y lleva con demasiada frecuencia a ataques violentos y mortíferos.”
Se quiere dar prioridad a las necesidades de los más pobres y más marginados, para lograr el nuevo objetivo básico de “no dejar a nadie atrás” prestando más atención a la precaria situación de los migrantes del mundo.
Los Estados, por lo general, tienden a intervenir mediante el endurecimiento de las leyes sobre los emigrantes y el fortalecimiento de los sistemas de control de las fronteras. Las migraciones pierden, así la dimensión de desarrollo económico, social y cultural que poseen históricamente (Juan Pablo II. Mensaje para la Jornada Mundial de las Migraciones 1996). Por tanto, las Naciones Unidas dirigen a los Estados el reto de que ratifiquen y apliquen todos los instrumentos internacionales sobre los derechos humanos básicos, así como los instrumentos pertinentes del derecho laboral internacional; a que adopten políticas migratorias amplias y basadas en los derechos humanos que promuevan canales legales de migración; y a que incluyan a los migrantes en sus estrategias de desarrollo y les permitan contribuir con sus conocimientos y experiencias al progreso de sus sociedades. Las políticas migratorias deben estar basadas en los datos y no en la xenofobia y las percepciones erróneas. “En el Día Internacional del Migrante, debemos reafirmar nuestro compromiso de establecer sociedades diversas y abiertas que brinden oportunidades y aseguren una vida digna a todos los migrantes.”
¿Cuál es nuestro reto personal? ¿A qué estoy llamado?
Bonhoeffer comentó una vez que “tal vez, después de todo, el Adviento es un tiempo para el auto examen antes de que abramos la puerta”. Cristo está a la puerta. Él vive en la gente alrededor nuestro, sobre todo en los que están en todas las salas de espera del mundo. ¿Dejarás la puerta cerrada con candados para defenderte, o abrirás la puerta para Él?
Santiago Agrelo, Obispo de Tánger y defensor de los emigrantes, decía en una de sus cartas:
“Imagina por un momento que hombres, mujeres y niños de los caminos de la emigración se acercan a las vallas de nuestras fronteras llevando en sus manos la Declaración Universal de Derechos Humanos o el Decálogo de nuestros catecismos: ¿Se abrirían delante de ellos las fronteras? ¿Dejaría de imponer su ley el faraón de nuestros intereses económicos y de poder?“. ¿Caerían las cuchillas de repente? Tú sabes que no.
“Pero Dios no es una Declaración ni un Decálogo: Dios es el Justo. Y si Declaraciones, Decálogos y Normas los podemos ignorar y violar sin que nos juzguen, no podremos ignorar a Dios.
Siempre encontraremos razones para saltarnos Declaraciones y Decálogos, pero ninguna de ellas nos valdrá para justificarnos cuando Dios nos pregunte por sus hijos”.
Quizás es mejor estar “sin papeles”, desnudos "como los hijos de la mar" cuando nos pregunte por los más heridos, por los más amenazados, por los más pobres...
Recordando que este año ya estamos en la preparación de la jornada mundial de las migraciones 2015 bajo el lema “Una Iglesia sin fronteras, madre de todos”, Agrelo añade que  “La Iglesia es siempre Iglesia de frontera, que se mueve con agilidad en los espacios de la exclusión, de la inequidad, de los crucificados de la tierra. Y ha de ser siempre Iglesia sin fronteras, madre de todos, amor que a todos se ofrece ancho y acogedor como el corazón de Dios.”
Con los “sin papeles”, “los ilegales”, “los olvidados”, resonará mejor y llegará más directamente al corazón la gran pregunta que repite con frecuencia el Papa Francisco: "¿Qué hiciste con mi hermano?"
Y con cierta tensión pero con mucha confianza en Dios, me enfrentaré al miedo y quitaré una por una cualquier cuchilla de cualquier valla fronteriza, curaré heridas con mis propias manos, denunciaré las muertes en el mar y las “devoluciones en caliente” y las expulsiones sumarias como una injusticia, y me uniré a mis hermanos para poder abrir con ellos la puerta de mi casa y conseguir en ella una estancia digna.
Porque, “Mira que estoy a tu puerta y llamo; si oyes mi voz y me abres la puerta, entraré en tu casa y cenaré contigo y tú conmigo”.
(Sobre los apuntes del mensaje de Jose Luis Pinilla, director del secretariado de la Comisión Episcopal de Migraciones, sobre el día internacional de las migraciones  2013)
Delegación de Caridad y Justicia
Pastoral de Migraciones

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