jueves, 28 de abril de 2016

ENEKO CASADO Y LA EDAD MODERNA

EDAD MODERNA
 
 
 
la edad moderna es el tercero de los periodos históricos en los que se divide convencionalmente la historia universal,comprendido entre el siglos XV y el XVIII.Alberga un período comprendido entre el descubrimiento de América en 1492 y la revolución francesa en 1789.La edad moderna se corresponde al período en que se destacan los valores de modernidad frente al período anterior.la edad moderna buscaría su referente en un pasado anterior,la Edad Antigua identificada como Época Clásica.
La Edad Moderna con el paso del tiempo se ha ido alejando y desde el siglo XX se suele añadir una cuarta edad como Edad Contemporánea.
 
 
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miércoles, 27 de abril de 2016

Guatemala. Corazón del Mundo Maya | Documental Completo - Planet Doc





Estado Moderno

EL ESTADO                      Concepto, Nación-                           Estado y                      Soberanía“Más que... 





Formacion-de-estados-modernos-y-absolutismo













Dario de Regoyos



Nace en el concejo asturiano de Ribadesella el 1 de diciembre de 1857. No obstante, se encuentra allí por el trabajo de su padre, Darío Regoyos Morenillo, natural de Valladolid e importante ingeniero y arquitecto. En su juventud, se trasladarían a Madrid nuevamente por motivos laborales del padre, donde llevaría a cabo numerosas obras por la capital y es elegido Académico en Bellas Artes de San Fernando.[2] Tras la muerte de su padre, Darío se matricula en la asignatura de Introducción al paisaje de la Academia de San Fernando, atendiendo a los deseos de este de sucederle en la carrera arquitectónica. Allí recibirá clases del pintor español, de origen belga, Carlos de Haes, que es conocido por inducir en sus alumnos a las experiencias pleinairistas en sus bocetos. En el año 1879 Darío de Regoyos toma la decisión de viajar a Bruselas por diversos motivos. Entre estos, se encuentra su deseo de acompañar a sus amigos Isaac Albéniz y Enrique Fernández Arbós, que iban a ser galardonados por el Conservatorio Real de Bruselas con “Distinción” y “Excelencia”, respectivamente.[3] Pero sobre todo, subyace un deseo de reencontrarse con la modernidad artística de la que el ambiente artístico español se encontraba más alejado y sometido a una jerárquica tradición académica.
Allí, recibirá clases del que se convierte en su verdadero maestro, el pintor belga Joseph Quinaux.[4] A los ojos de Regoyos se extiende un país en el que el desarrollo económico, culturas y político llegan a todos los ámbitos y donde confluyen ideas caracterizadas por un creciente espíritu crítico y movidas por una intención de progreso.
De esta forma, surge el grupo de L’Essor, traducido como El Vuelo, en el año 1876 y al cual Darío de Regoyos se une en el año 1882. Este se encontraba conformado por un heterogéneo grupo de artistas, seguidores de diferentes estéticas, y cuyo objetivo común era una negación del neoclasicismo como corriente artística imperante y el nexo existente entre el arte y el academicismo. No obstante, por su preferencia por los artistas realistas frente a vanguardistas, así como su falta de programación Darío de Regoyos abandonará L’Essor en 1884, habiendo expuesto solo junto a ellos durante los años 1883 y 1884. A este período le corresponde el retrato realizado por Théo van Rysselberghe, también miembro de L’Essor, donde aparece Regoyos tocando una guitarra.





 



Entre los que habían decidido, por las causas nombradas, acabar con su participación en L’Essor, promovido por el abogado y pintor Octave Maus y el mecenas y escritor Edmond Picard, nace en el año 1883 el grupo denominado Les XX. Este grupo, el cual presenta veinte miembros (once miembros fundadores y nueve invitados) que a su vez, se hacían llamar veintistas, estaba conformado por otros artistas como James Ensor, Théo Van Rysselberghe o Fernand Khnopff. Esta organización tenía como objetivo promover una exposición anual, en las que cada artista presentaría seis obras, que al no existir jurado, niega o suprime la competición entre ellos. Todo esto sería, finalmente, acogido por un catálogo, así como un simultáneo ciclo de conferencias y conciertos. Entre los invitados a estas exposiciones figuran nombres inscritos en lo más alto del desarrollo impresionista, como Paul Gauguin, Camille Pissarro o Toulouse-Lautrec. Ese mismo año, Darío de Regoyos decide volver a pasar los meses del estío en Guipúzcoa, que con los años acabaría por convertirse en su residencia permanente. De estos viajes, se destaca su creciente relación con artistas vascos de formación francesa, como Ignacio Zuloaga, Paco Durrio y Pablo Uranga. Junto con ellos, se afanará el pintor en promover exposiciones de carácter colectivo como las llevadas en Bélgica, La sociedad de artistas vascos,[5] guardando las diferencias de estilo y de peso económico.
En 1888, Darío de Regoyos le escribe una importante carta al que había sido su amigo casi desde los comienzos de su estancia en Bruselas, el poeta Émile Verhaeren, a causa del fallecimiento de su padre. Le invitaba, en la misiva, a realizar juntos un viaje por España, del que nacería el libro La España Negra.[6] Este comenzará en Guipúzcoa y se visitó, por este orden, Guetaria, Zarauz, Renteria, Pamplona, Madrid, Ávila y finalmente Burgos. No obstante, en primer lugar sólo se publicaron las observaciones de Émile Verhaeren, en la revista L’Art Moderne, bajo el nombre Impresions d’artiste. No es hasta su publicación en la revista Luz fundada por el propio pintor, cuando recibirá el nombre de La España Negra,[7] con la ampliación de esta con ilustraciones xilográficas y una serie de textos realizados por él mismo. Son, sobre todo, las aportaciones de Darío de Regoyos las que posicionan este libro como una obra crítica con la España del momento, y el que además, decide finalmente añadirle el calificativo de negra.[8] Las obras sobre esta España pueblerina, tradicional y en su mayoría, controlada por la religión, se caracterizan por una búsqueda latente por la expresión, y unas ideas que le acercan a la que será la Generación del 98.[9] No obstante, esta cercanía no se basa, exclusivamente, en la idea trágica sobre España que plantean estos autores, sino la forma de vivir y ver el paisaje, donde predominan las ciudades crepusculares, la sensación de ruina, y de ser intercambiables entre ellas.





Viernes Santo en Orduña, Darío de Regoyos (1903).
Los problemas de salud de su mujer, con la que había contraído matrimonio en el año 1875, y los suyos propios, van a empezar a complicar la vida del pintor, que hasta el momento se mantenía en una situación acomodada. Padre de seis hijos, multiplicaría por esta causa, y para poder financiar los cuidados que requería su familia, su participación en certámenes de pintura sin gran éxito. Es en este momento, cuando su anterior amistad con Camille Pissarro, le une al marchante Paul Durand-Ruel, que comercializará progresivamente su obra.[10] Gracias, además a Pisarro, retoma su afán de convertirse en un gran paisajista, probando esta vez las técnicas puntillistas, que le convierte en el único español que llevará a cabo esta técnica. No obstante, al ser una técnica pictórica que emplea mucho tiempo para su realización, acaba por ser abandonada por el artista.
Vuelve, así, a sus rápidas pinceladas y a pintar en su mayoría al aire libre a partir de 1900, durante un nuevo viaje por España en busca de diferentes paisajes. Esta serie de pinturas aumenta ligeramente su popularidad. A este período pertenece el popular cuadro de La Concha, realizado aproximadamente en 1906, donde consigue en un impresionismo maduro un equilibrio perfecto entre las tonalidades verdes, ocres, malvas y azules y en su composición.[11] En 1909 se traslada a Guecho y recibe los cuidados del médico Juan Antonio Gádiz, dado su cada vez peor estado de salud. Por estos mismos motivos, se traslada a Barcelona, donde es diagnosticado de cáncer de lengua, y donde pasa sus tres últimos años de vida habiendo ya perdido la capacidad de hablar. El 29 de octubre de 1913 muere en Barcelona a causa de esta enfermedad. Darío de Regoyos, sin embargo, por su gran amor al paisaje y a la pintura, no dejó de pintar hasta el final de sus días, valiéndose de sus anotaciones como inspiración para nuevas obras. En Bélgica, donde fue, finalmente, más reconocido, se instala una exposición en su honor por la asociación La Libre Esthétique, promovida por su director Octave Maus.

Obra[editar]

En la pintura de Regoyos, no cabe duda de que lo primordial en lo representado son la luz y el color. Además, en su pintura, se advierte un creciente simbolismo, en donde prácticamente todos los elementos responden a una idea mayor, en forma de metáfora. Como pintor, es indudable que poseía una gran curiosidad, con la cual fue capaz de dejar de lado el naturalismo y adentrarse en el impresionismo, ignorado en España, e incluso superarlo, con el puntillismo y pre-simbolismo. Llega por tanto, a ser más atrevido que pintores contemporáneos como Sorolla o Ignacio Zuloaga. Su dibujo resulta un tanto primario, casi naif, en contraste con un colorido vivo de gusto internacional, que entonces era mayoritariamente denostado en España. Existe una amplia muestra de su arte en el Museo de Bellas Artes de Bilbao, el MNAC de Barcelona y el Museo Carmen Thyssen de Málaga.[12]
Si se intentase dividir su pintura por etapas, habría que centrarse en el concepto, más que en el método, para encontrar diferencias. Como dos grandes categorías la pintura de Regoyos puede entenderse como en ocasiones íntima y en otras, crítica y expresiva. Habría que destacar también que fuera de estas, se encuentran varios retratos y un autorretrato en su obra. En la primera, la pintura estará supeditada a la consecución de un instante, de un recuerdo o de una impresión de la naturaleza. De esto, es ejemplo obras como Recogiendo fresas, Pino de Bejar, o El gallinero. La paleta aquí, es clara, de colores suaves o a veces, artificiales. En la segunda se mantiene siempre crítico, con una visión desgarrada de la realidad y donde alcanza el expresionismo.
Es en su etapa madura como pintor cuando se adentra en el plenairismo. Ejemplo de esto son Paisaje de Hernani fechado hacia 1900, donde se muestra una vista panorámica de esta localidad al atardecer, con las luces doradas que bañan las pequeñas casas y el puente viejo, enmarcados por el monte Adarra. El paso del tren, hacia 1902, muestra el paso de éste cerca de San Sebastián, en Ategorrieta. Esta etapa pictórica podría resumirse fácilmente en las palabras del propio pintor en la revista francesa Mercure de France en 1905.[13]
Si volviera a comenzar mi vida, volvería a utilizar una paleta clara, sin tierras, sin negros, y sólo haría paisaje, entregándome por completo a las impresiones que recibiera de la naturaleza.
Darío de Regoyos, Encuesta sobre las tendencias actuales en las artes plásticas
Almendros en flor, Darío de Regoyos(1905) Museo Carmen

// TRES ARTITAS VASCOS DE PINTURA// ZURIÑE BERROCAL//

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1.AURELIO ARTETA
Aurelio Arteta comenzó sus estudios en la Escuela de Artes y Oficios de Bilbao, que tuvo que abandonar por el traslado de su padre a Valladolid en 1894. Tres años más tarde se trasladó a Madrid donde ingresó en la Academia de Bellas Artes de San Fernando. En 1902 obtuvo una pensión de la Diputación de Vizcaya que le permitió viajar a Francia (París) e Italia (Roma, Florencia y Milán) entre 1905 y 1906. En 1911 fue miembro fundador de la Asociación de Artistas Vascos y empezó a pintar los frescos del Banco de Bilbao en los que mostró una clara influencia del pintor Pubis de Chavannes, cuya obra había conocido durante su estancia en París en los primeros años de este siglo XX En 1930 obtuvo el Premio Nacional de Pintura con su obra Bañistas y en 1932 la Primera medalla en la Exposición nacional de Bellas Artes con Los Hombres de Mar. La guerra civil española le sorprendió en Madrid, donde era profesor de dibujo en la Escuela Superior de Pintura. Se trasladó a Valencia, después pasó a Francia y se exilió finalmente en Méjico donde murió en 1940 por un accidente en el tranvía. La temática de su arte está basada en la sociedad vasca: el mundo rural con el de la ciudad. Su estilo era laborioso y detallista, realizando numerosos bocetos previos en el mismo campo. Las tonalidades que emplea son bastante oscuras, suavizando los colores ya en su madurez. Sus figuras son más bien idealizadas. Además de las obras ya citadas se pueden mencionar El Retrato de Don Pedro Zubiaurre de 1928 y Campesinos vascos del Museo de Bellas Artes de Bilbao. Se caracterizó especialmente por la pintura realista en el siglo XIX y por el Simbolismo/Modernismo, el Expresionismo Figurativo,el Realismo y en su última épocael Expresionismo Realista en el siglo XX. Dentro del Simbolismo/Modernismo destacamos sobre todo obras sobre retratos, religión, paisajes, costumbres, mitología. En cuanto al Expresionismo Figurativo destacamos su obra de "Despedida de las lanchas". En su época posterior de Realismo, podemos encontrar obras de protesta social, tales como "Evacuación de un pueblo", en la cual retrata la difícil situación del momento. En sus últimos días, se dedicó especialmente al Expresionismo Realista, con diversos murales, por ejemplo "Retrato de Vázquez Díaz".


  (1870-1945)   Eibar, España

  • BIOGRAFÍA Pintor vasco nacido en 1870, en Eibar (Guipúzcoa). Desde niño comenzó a reproducir, con pluma y lápiz, dibujos de revistas ilustradas. La afición incipiente se fue consolidando hasta culminar en la adolescencia en un conflicto familiar, ya que su padre pretendía que estudiase ingeniería. Pero la falta de afición por los libros se hizo cada vez más patente, y la decisión de seguir los caminos del arte fue prosperando. Las primeras obras son ingenuas, de autodidacto, con temas de obreros junto al yunque y otras escenas de trabajo. Las únicas enseñanzas recibidas en arte se las debía sin embargo a su padre, Plácido. Fue copista en el Museo del Prado y en 1884 viaja a Roma y a París en 1885, donde acude al estudio de la Palette. Allí tiene la oportunidad de entablar contacto con Degas, Gauguin y Toulousse-Lautrec aprendiendo la técnica del Impresionismo. Desarrolla muy pronto interés por temas taurinos y andaluces, captando escenas de costumbres que retratan a la España del 98. Entre sus influencias encontramos a Goya, quien le influye en su composición y su pincelada de trazo grueso. Su amor por la meseta le lleva a trasladarse en 1898 a Segovia, donde capta la importancia de los personajes de Castilla con los que se identifica. Su relación con la generación del 98 evoca temas de una España en crisis. La crudeza de sus pinceles le llevó a ser rechazado en varias ocasiones por la crítica nacional. En obras como El Cristo de la sangre retrata con acritud la idiosincracia del pueblo español. Rehusó el impresionismo buscando un lenguaje propio en el que predominase la pastosidad y las curvas decorativas procedentes del modernismo. Su inclinación por los temas dedicados a las mujeres le induce a retratar distintos personajes. Junto con Gutiérrez Solana encarna la vertiente costumbrista de la pintura de principios del siglo XX, aunque a diferencia de éste, su paleta es más brillante y su visión de los tipos y de las costumbres del campo castellano es menos pesimista, aunque se encuadra dentro de un realismo expresionista.
  • OBRAS (Tomado de http://agonzalez.web.wesleyan.edu/span223/museum/zuloaga.htm) Don Plácido Zuloaga en su taller (1895) El panadero (1890-1900 (?)) Mujer de Alcalá de Guadaira (1896) Las dos amigas (1896) El alcalde de Riomoro y su mujer (1898) La víspera de la corrida (1898) Valentine Dethomas (1898) La enana doña Mercedes (1899) La merienda (1899) El reparto del vino (1900) Las tres primas (1903) El alcalde de Torquemada (1905) Cuatro bebedores (1905) Torerillos de pueblo (1906) Celestina (1906) Monje en éxtasis (1907) El enano Gregorio el Botero (1907) Gregorio en Sepúlveda (1908) La catedral de Segovia (1909) Mujeres de Sepúlveda (1909) Paisaje castellano (1909) Retrato de doña Adela de Quintana Moreno (1910) El Cristo de la sangre (1911) Antonia la Gallega (1911) Paisaje aragonés (1911) Retrato de Enrique Larreta (1912) Retrato de la Condesa Mathieu de Noailles (1913) Retrato de Maurice Barrés (1913) Retrato de doña Rosita Gutiérrez (1915) Segovia: Plaza del Azoguejo (1915) Paisaje de Alquezar (1916) Paisaje de Pancorbo (1917) Retrato de José Ortega y Gasset (1917) Mis amigos de Zumaia (1920-1936) Baile gitano en una terraza de Granada (1922-23) Retrato de Belmonte en plata (1924) Segovia: El Alcázar (1925) Lerma: La casa del botero (1926) Segovia de noche (1930) Retrato de Ramón María del Valle Inclán (1931) Autorretrato (1942) Frutero y plato de frutas con manzanas (1944) Albarracín (s/f) Retrato de Doña Carmen de Arconada (s/f) Rincón Castellano (s/f) Torero de pueblo (s/f)
  • LOS MEJORES ENLACES
  • Indice de obras. Relación completa de las obras del artista ordenadas por cronología y alfabéticamente, pero de accceso restringido a las obras.
  • Canal social.Completa biografía del autor.
  • Epdlp. Breve biografía y tres importantes obras, que se pueden ver al detalle.
  • Eibar.org. Página, en euskera, pobre en contenido, pero con tres bellas pinturas.
  • Galería. Interesante galería de arte en la que podemos observar, la obra titulada "El panadero".
  • Sellos. Interesante página sobre filatelia en la que aparecen diversos cuadros del pintor convertidos en sellos.
    3. VALENTIN DE ZUBIAURRE.
  • BIOGRAFIAPintor español nacido en Madrid el 22 de Agosto de 1879. Era sordomudo de nacimiento, lo mismo que su hermano Ramón, tres años más joven que él y notable pintor asimismo. Ambos Zubiaurre eran hijos del compositor musical vasco Valentín de Zubiaurre y Urinobarrenechea, quien tenía la ilusión de que alguno de sus hijos heredase su vocación musical. Ello fue imposible, debido a la sordomudez de ambos, pero tuvo al menos el consuelo de verles triunfar como pintores. Valentín inició sus estudios en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando y los continuó luego con el maestro valenciano Muñoz Degrain. Expuso sus primeras obras en la Nacional en 1899, en compañía de su hermano Ramón. Entre 1909 y 1916 obtuvo varios premios internacionales en las exposiciones de Munich (1909), Buenos Aires (1910), Barcelona (1911), San Francisco de California (1915), San Diego de California y Panamá (1916). A continuación recibió muchos más en cargos internacionales, pero no obtuvo nuevos galardones internacionales. Ello pudo deberse a que el tipo de pintura costumbrista, muy neta y con luces artificiosas que realizaba, era más valorada por los críticos y los jurados en las dos primeras décadas del siglo que posteriormente. En 1957, coincidiendo con el Centenario de las exposiciones Nacionales de Bellas Artes, Valentín culminó su carrera con la obtención de la medalla de honor. Murió en Madrid, el 24 Enero de 1963.
  • OBRAS No es verdad, aunque se ha repetido frecuentemente, que los dos hermanos pintasen a veces juntos en un mismo cuadro. Tampoco lo es que se parezcan tanto que resulta imposible diferenciar sus obras. En Valentín las figuras humanas eran tan netas que podrían hacemos pensar en «encolados» recortados a tijera. En su sentido tectónico y en su espíritu de muralista, el peso del color era tan grande como el del dibujo. Algunos comentaristas han visto que la viveza y expresividad de los ojos y manos de los personajes que pintaban eran consecuencia de aquella disminución de nacimiento de sus autores; sus personajes hablaban más por los ojos y por las manos que por la boca. La temática de los Zubiaurre era predominantemente vasca, aunque también pintaron alguna vez tipos o escenas castellanos. AUTORIDADES DE PUEBLO en la que los tipos campesinos se destacan netamente en el primer plano sobre un fondo de pueblo y meseta, entonado en rojizos atemperados. Valor de época, Valentín nos seduce por la autenticidad de su vocación y por la seriedad con que realizó su obra, realista y anecdótica, pero digna y rebosante de amor a su tierra de origen ya los hombres que vivían en ella. CAMPESINOS SEGOVIANOS: (ca.1920). (Oleo s/lienzo, 0,76 x 0,93 m). Característico grupo de la serie castellana del folclorismo de Valentín de Zubiaurre, esa que Gaya Nuño considera fruto de un mal criterio del autor, y menos afortunada que la vasca. Están pintados con un naturalismo que contrasta con la tendencia a lo esquemático de muchas de las pinturas del artista, y puede relacionarse francamente con el conocido óleo suyo El Alcalde de Turégano. BERSOLARIS: Obra de juventud que destaca con severas entonaciones frías y ricos contrapuntos calientes. PESCADORES VASCOS: (ca.1930) (óleo s/lienzo, 0.9 x 1.1 m). Composición de la serie vasca de su autor, clara de paleta y esquemática y simplificada de factura, lo que ‘parece indicar un acierta influencia en el artista de pintores como Aurelio Arteta, que aunque de la misma edad que él, representaba una tendencia más moderna en el seno de la pintura vasca; influencia que luego, de todas formas, resultaría pasajera. POR LAS VÍCTIMAS DEL MAR: paisaje cuyos fondos se adormecen bajo luces inesperadas que se reflejan en las barrocas y encendidas nubes. AZOKAN (Escena de mercado). Es un cuadro costumbrista de aldeanos: dos hombres y una mujer. Esta apoya su mano derecha en la cintura, mientras con la izquierda sostiene una cesta sobre la cabeza; mira al espectador, lo mismo que el hombre que, a su lado, porta una fuente repleta de manzanas verdes. El tercero proyecta su perfil y su rostro arrugado y sanguíneo sobre el fondo. Las tres figuras aquí representadas son adultas y están cercanas a la vez. Si sus rasgos no son apolíneos expresan en cambio una rica vida interior. Los románticos dirían que no tienen belleza sino “carácter”. Además el cuadro vale por su belleza plástica.
  • BIBLIOGRAFIA.
    1. FUNDACIÓN BANCO HISPANO AMERICANO: Del Romanticismo Al Novecentismo. Las tendencias novecentistas, En “Colección Banco Hispano Americano”, p.246 y 247, Madrid
    2. Gaya Nuño, Juan Antonio: Ars Hispaniae. Arte del siglo XX, Madrid, Plus Ultra, 1977, p.146.
    3. MUSEO DE BELLAS ARTES DE BILBAO: Exposición “Euskal Margoalariak. Pintores Vascos” en las Colecciones de las Cajas de Ahorro.
    4. MUSEO DE BELLAS ARTES DE BILBAO: “Guía del Visitante”, Bilbao 1977.

    4. BENITO BARRUETA.
  • BIOGRAFIA (1873-1953).
  • En 1.873 nació en la Torre de Ercilla, que estaba entonces habitado por numerosas familias, este ilustre bermeano que llegaría a ser un célebre artista. Durante su servicio militar, Benito Barrueta aprovechó su estancia en Madrid para estudiar pintura. Años más tarde viajó a París donde compartió sus días con los pintores de la época participando en numerosas exposiciones. Tras catorce años en la capital gala regresó a su Bermeo natal donde el Ayuntamiento le dio la plaza de catedrático de Dibujo en la Escuela de Artes y oficios. Como pintor realizó diversas exposiciones en Bilbao, París y Bruselas, hasta su fallecimiento en 1.953. “Oso ezaguna ez baldin bada ere Euskal Herriak eman duen margolari onenetakoa izan zen. Velazquez margolariaren pinturak oso eragin handia izan zuen Benito Barruetarengan. Bere lanik ezagunenak Marcelina de Basáñez, Naturaleza muerta, Rue Ravignam eta Rincón de París izenekoak dira”. En la sala 4ª del Museo de Bellas Artes de Bilbao, la obra del pintor ocupa doce obras. Barrueta apenas acepto las innovaciones de su epoca: fue fiel al concepto tradicional de la pintura, en la que los grises velazqueños, la sutil graduacion en los tonos y en los matices encarnan una pintura que fue equilibrada, serena y melancolica. En otras ocasiones seran los pintores holandeses amantes de la vida diaria, de la realidad como es, los que parecen estar detrás de Barrueta y tambien la influencia del maestro Goya en sus cuadros finalmente. En el Museo de Bellas Artes destaca, por su precision la obra “interior” de Barrueta, por esa descripcion fascinante de una habitacion en claro-oscuro del estudio de un pintor, firmado aproximadamente en 1914. (Museo de Bellas Artes de Bilbao: “Guia del visitante”, Caja de Ahorros Vizcaina, Bilbao, 1977.)
  • ENLACES.
  • Chillida - Javi





                                                           Eduardo Chillida

     Eduardo Chillida Juantegui fue un escultor español conocido por sus trabajos en hierro y en hormigón, destacado continuador de la tradición de Julio González y Pablo Picasso.

    Nació el 10 de enero de 1924 en San Sebastián, era el tercer hijo de Pedro Chillida y su mujer, la soprano Carmen Juantegui. Fue portero de fútbol en la Real Sociedad, pero a causa de una lesión tuvo que dejarlo. A los diecinueve años inició en la Universidad de Madrid los estudios de Arquitectura, estudios que abandonará para dedicarse exclusivamente a la escultura y al dibujo en el Círculo de Bellas Artes de Madrid.




    Chillida en abril de 1969
    Su actividad comienza en torno a 1948, cuando se traslada a París. Allí entabla amistad con Pablo Palazuelo.
    En 1950 regresa a San Sebastián, se casa con Pilar Belzunce y se instalan en Villaines-sous-Bois, un pueblecito francés en la región de Isla de Francia, departamento de Valle del Oise. Cuando nace el primero de sus hijos regresa definitivamente a San Sebastián y comienza a trabajar en Hernani en una fragua, donde el hierro introduce un cambio fundamental en su trayectoria. Por sugerencia de su amigo Pablo Palazuelo, hace en 1954 su primera exposición individual en la Galería Clan de Madrid. En 1964 recibe el Premio de Escultura del Carnegie Institute de Pittsburg.
    En 1981 recibe la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes en Madrid. En 1983 recibe el Premio Europäischer der Künste en Estrasburgo. Es nombrado Miembro Honorario de la Royal Academy of Arts de Londres. En 1984 recibe el Grand Prix des Arts et Letres de París. También le fueron otorgados el Premio Príncipe de Asturias de las Artes en 1987 y el Premio Imperial Japonés en 1991.
    En la última parte de su vida, el propio Chillida constituyó el museo Chillida-Leku, en el caserío de Zabalaga (Hernani). Es una construcción tradicional vasca remodelada por el escultor y rodeada de un gran espacio de jardines que alberga la obra del artista. Allí se dejó ver en público por última vez, en octubre de 2000, en un acto celebrado en el museo, en el que fue nombrado doctor honoris causa por la Universidad Complutense de Madrid. Le quedó pendiente el proyecto de la montaña de Tindaya, en Fuerteventura, pues no llegó a realizarse antes de que el escultor falleciera el 19 de agosto de 2002.
    A lo largo de su vida, además de recoger infinidad de premios y condecoraciones, Chillida participó en centenares de exposiciones alrededor del mundo entero. Por ejemplo, la Bienal de Venecia (1958), el premio Carnegie (1965) o el Rembrandt (1975).

    Sus primeras esculturas son obras figurativas, torsos humanos tallados en yeso como Forma, Pensadora, Maternidad, Torso o Concrec
    ión. En todas ellas, el punto de partida es la escultura griega arcaica, pero se aprecia ya su preocupación por la forma interior además de tener un marcado sentido monumental.

    Chillida expuso su temprano trabajo en 1949 en el Salón de Mai en el Museo de Arte Moderno de París, y el año siguiente participó en " la Red eléctrica de L Eblouies ", un espectáculo de arte de la posguerra en el Galerie Maeght. Después de que su primera exposición en solitario en la Galería de Clan en Madrid en 1954, Chillida expuso su trabajo en más de 100 recitales




    Esta escultura se llama ´´El peine del viento´´ y esta en San Sebastian.
    Situado al final de la playa de Ondarreta, en el extremo oeste de la capital guipuzcoana y a los pies del monte Igeldo, el Peine del Viento es una de las obras más conocidas del genial escultor Eduardo Chillida. Fue instalada en este lugar en 1977, en colaboración con el arquitecto Luis Peña Ganchegui, que fue el encargado de diseñar el entorno. 

    El llamado Peine del Viento es un conjunto en el que el arquitecto Luis Peña Gancheguiar urbanizó una plaza adoquinada con granito, y que Eduardo Chillida completó con las esculturas. Es un grupo de tres esculturas de acero corten incrustadas en una rocas azotadas por las olas del mar Cantábrico. Cada una pesa 10 toneladas de peso. Según dijo Chillida, su intención era que el viento se peinara antes de entrar en la ciudad; de ahí su nombre.

    Las tres son similiares, pero no idénticas. Cada escultura está formada por cuatro gruesas barras de acero de sección cuadrada que emergen de un tronco común anclado en la roca. Una de las barras marca una curva en el aire y traza una paralela con el tronco común, antes de volver a incrustarse en la roca. Los otros tres brazos se retuercen y curvan a modo de garfios atrapando el espacio en su interior, sin llegar a cerrarse nunca.

    El acero cortén es el único material capaz de desafiar las condiciones terribles que impone el lugar: los temporales del mar y el salitre. Se supone que, tras la oxidación de su superficie, el acero cortén permanece inalterable a la acción del agua y de la sal, puesto que la misma capa de óxido actúa como elemento protector de la erosión

    La construcción de la obra

      

    Diversas empresas e instituciones hicieron posible que la obra se llevase a cabo. En un primer momento iba a ser una única escultura situada en la enorme roca fisurada, pero posteriormente Eduardo decidió que fueran 3. Para él el número 3 tenía un significado, quizás por su dimensión geométrica o matemática.
    Tras la construcción de la Plaza por el arquitecto Luis Peña Ganchegui, se pasó a la fase de instalación de la obra escultórica, previo reconocimiento del terreno, construcción de planos, maquetas, documentos y prototipos.
    Se reforzaron las rocas para soportar el peso de 10 toneladas de cada una de las esculturas y se hicieron los agujeros para encajar las esculturas.
    El objetivo era procurar una simbiosis de las esculturas con la roca, de manera que todos los materiales introducidos en las rocas para soportar el peso no se percibieran una vez colocadas las esculturas.
    Primero se instaló la escultura del fondo, situada a una distancia de 80 metros.
    Se trató de movilizar un helicóptero de la base militar americana de Zaragoza. El intento fracasó porque no disponían de aparatos preparados para soportar ese tonelaje.
    Otra solución que se barajó fue la bajada con cuerdas desde la carretera del faro de Igeldo hasta el lugar, construyendo un vial provisional. Esto no solucionaba el problema de colocación y encaje.
    Otra propuesta fue transportar la escultura en balsa o grúa flotante, pero las características de las rocas de alrededor, junto con el oleaje lo hacían peligroso.
    La solución final fue construir una pasarela capaz de soportar el peso de la escultura (10Tn), las mareas y el oleaje. La siguiente escultura que se instaló fue la de la izquierda. La última fue la escultura de la derecha.
    Para ello se construyó una pasarela de 10 metros. Finalmente se procedió a la fase de limpieza, borrando todo resto de hormigón o material "artificial" que se había colocado.
    No hubo un acto solemne de inauguración, sino que fue un acto con la visita del Alcalde de San Sebastián, Fernando Otazu, y el Oficial Mayor del Ayuntamiento de San Sebastián, Federico Lários, entre otros. En total fueron unas 9 personas las que estuvieron en el acto que se celebró el 3 de septiembre de 1977.

    El 16 de Septiembre de 2007, con motivo del 30 aniversario de la colocación del Peine del Viento, se celebró el acto oficial de inauguración.
    Acudieron al acto la viuda de Eduardo Chillida (San Sebastián, 10 de enero de 1924 – San Sebastián, 19 de agosto de 2002), sus hijos y nietos.
    También estuvieron el arquitecto Luis Peña Ganchegui y el ingeniero José María Elosegui en representación de la Comisión y todos los teabajadores que hicieron posible la instalación del Peine del Viento



    Hay más. Mira, fíjate en esta otra obra, el “Elogio del Horizonte” en Gijón, mirando al límite que es el mar Cantábrico, subido en la parte más elevada de la ciudad, como un altar. Chillida colocó esa obra ahí, como una portería contra el viento. Una portería redondeada como un balón. La fusión perfecta de balón hecho postes, larguero, tiempo e infinito espacio. ¿Desde dónde llegan los goles? Desde allí, desde donde no los vemos. Más allá del horizonte más lejano que es la línea del Cantábrico. Allí se forjan las jugadas y los regates. Allí están todos los taconazos y los túneles y los pases al hueco y los huecos en las barreras por donde se cuelan los disparos que nos hacen perder partidos. El “Elogio del Horizonte” es un acto de amor al fútbol de un portero frustrado por no poder parar nunca el viento






     En Berlín delante de la Nueva Cancillería hay una obra que Chillida donó a la capital alemana: dos manos se juntan en una maraña redonda que bien podría ser el balón que todo lo une, que a todos nos une, como a la ciudad que hasta 1989 permaneció partida en dos, un campo roto por la mitad, amurallado, electrificado, completamente muerto. Dos brazos que con dos manos cogen un balón en alto que llega desde un saque de esquina, de la esquina más nauseabunda tras un callejón absurdo y cruel de la historia, para fusionarlo en las manos de dos ciudades consiguiendo que sean de nuevo una. La barbarie en esta capital del siglo XX ha quedado por fin parada, con las dos manos. La escultura está frente a un rectángulo verde atravesado con líneas blancas, un campo de juego que une las dos porterías separadas por la miseria en un mismo espacio, en un mismo tiempo. De nuevo, el fútbol. Ahí lo tienes.

    Berlín