En esta ocasión, desde la curiosa mirada de Hipatia queremos viajar en el tiempo para aterrizar en el Medievo, y arrojar algunas luces sobre las sombras que han empeñado la visión que se tiene de esta época tan marcada por la trilogía de la muerte: guerra, hambre y enfermedad.
Con ello, también trataremos de desmontar algunos de los mitos que giran alrededor de la feminidad en una sociedad fuertemente patriarcal. A pesar de los escasos documentos que se encuentran, al margen de los escritos sobre mujeres ilustres o escritos por clérigos, definir la historia de las mujeres en la Edad Media es un tanto complicado.
Sin embargo, tras leer de aquí y de allá, vamos a intentar explicar a grosso modo los puntos que más controversia han podido originar a lo largo de los años, sabiendo que es un tema que trataremos en profundidad en artículos posteriores.
Siempre que pensamos en dicho período, marcado por las guerras, la peste, el hambre, también el poder feudal y de la Iglesia, viene a nuestro imaginario si hablamos del papel de la mujer, el derecho de pernada, el cinturón de castidad, la persecución de brujas, etcétera. Sin embargo, y según varios historiadores, esta descripción se enmarcaría dentro del período denominado como Alta Edad Media, donde el marido sí podía matar a su esposa adultera, o donde la mujer esclava no podía casarse sin el consentimiento de su señor, y si lo hacía, sus hijos se repartirían entre su señor y su marido. En esta época, debemos saber que no existían los matrimonios por amor. De hecho, ese es un privilegio más de nuestra época que de tiempos pasados. De ahí, que la mujer era evidente que no elegía a su marido, esa tarea era asumida por el padre o, si éste faltase por el cabeza de familia. Vivir bajo la piel de una mujer era toda una proeza en la Edad Media, ya que al margen de ser desposada por un hombre al que no amaba, ésta podía sufrir varios tormentos con total impunidad como la violación, el rapto, la repudia, e incluso, desde otra vertiente, ser obligada a convertirse en una mujer religiosa. La mujer, en definitiva, era una pura mercancía al antonjo del hombre, y siempre jugaba, salvo excepciones, un papel secundario en la sociedad.
MUJERES ESCRITORAS DE LA EDAD MEDIA
Durante la Edad Media las mujeres tuvieron un acceso muy restringido a la lectura y a la escritura porque ninguna de estas actividades se consideraba apropiada para las mujeres. La mujer ideal debía desempeñar sus labores de esposa y madre; o bien, entrar en un convento y dedicar su vida a la oración. Su existencia no tenía valor en sí misma si no estaba supeditada al otro: al esposo o a Dios.
No obstante, existieron mujeres que tomaron su pluma y quisieron ser sujetos, que aportaron una imagen de la mujer más rica y compleja de la que habían plasmado ciertos colectivos: poetas, filósofos, teólogos, etc.
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