miércoles, 26 de abril de 2017

       






Edad Media[editar]

Puente de la Muza, en Valmaseda, construido en el siglo XIII.
Desde la caída del Imperio romano hasta las proximidades del año 1000, hay muy pocas noticias históricas de Vizcaya. Probablemente sufrió las devastaciones de los hérulos, ya que el cronista Hidacio, relata que 400 hérulos en siete naves atacaron la costa cántabra y de Vardulia en el año 456.
Ad sedes propias redeuntes, Cantabriarum et Vardaliarum loca maritima crudelissime deproedatio sunt.
Fontes Hispaniae Antiquae, IX, p. 74
Las últimas investigaciones arqueológicas parecen indicar una expansión francoaquitana en Vizcaya a partir del siglo VI, lo que se contradice con las propuestas historiográficas que se basan en una continuidad de la cultura desde la protohistoria hasta los inicios de la Edad Media:
En definitiva, se observa que entre la tardoantigüedad y el mundo precedente existe una ruptura de los patrones de asentamientos. Ruptura que no es sino el reflejo de los cambios profundos que experimentó la estructura social, derivados de la recesión demográfica que afectó a toda Europa, pero también de los acontecimientos políticos relacionados con la expansión franca que, a partir del siglo VI, debió afectar al País Vasco, según se desprende de las características del registro arqueológico.17
La relación con los francos merovingios se explicaría a través del Ducado de Vasconia.
Ni las invasiones de los visigodos ni las de los musulmanes parecen haber llegado a Vizcaya, aunque probablemente sus costas fueron desoladas por los vikingos, especulándose con la posibilidad de un asentamiento vikingo en las cercanías de Mundaca, que podría ser el origen de la leyenda de Jaun Zuria.18
Tras la invasión musulmana, se cree que Vizcaya quedó bajo la órbita del reino de Asturias, con algunos enfrentamientos cuyo reflejo sería la también mítica batalla de Padura. En la crónica de Alfonso III de Asturias, escrita en el siglo IX, y refiriéndose al reinado de Alfonso I, es donde se hace por primera vez referencia a Vizcaya: «Alava, Vizcaya, Alaon y Orduña siempre habían sido poseídas por sus habitantes», por lo que no hubo necesidad de repoblarla;19 en cambio sí «pobló» Sopuerta y Carranza (es decir colocó bajo su control el oeste, las Encartaciones).

                           LA MUJER EN LA EDAD MEDIA


En esta ocasión, desde la curiosa mirada de Hipatia queremos viajar en el tiempo para aterrizar en el Medievo, y arrojar algunas luces sobre las sombras que han empeñado la visión que se tiene de esta época tan marcada por la trilogía de la muerte: guerra, hambre y enfermedad.
Con ello, también trataremos de desmontar algunos de los mitos que giran alrededor de la feminidad en una sociedad fuertemente patriarcal. A pesar de  los escasos documentos que se encuentran, al margen de los escritos sobre mujeres ilustres o escritos por clérigos, definir la historia de las mujeres en la Edad Media es un tanto complicado.
Sin embargo, tras leer de aquí y de allá, vamos a intentar explicar a grosso modo  los puntos que más controversia han podido originar a lo largo de los años, sabiendo que es un tema que trataremos en profundidad en artículos posteriores.
Siempre que pensamos en dicho período, marcado por las guerras, la peste, el hambre, también  el poder feudal y de la Iglesia, viene a nuestro imaginario si hablamos del papel de la mujer, el derecho de pernada, el cinturón de castidad, la persecución de brujas, etcétera. Sin embargo, y según varios historiadores, esta descripción de darse se enmarcaría dentro del período denominado como Alta Edad Media, donde el marido sí podía matar a su esposa adultera, o donde la mujer esclava no podía casarse sin el consentimiento de su señor, y si lo hacía, sus hijos se repartirían entre su señor y  su marido. En esta época, debemos saber que no existían los matrimonios por amor. De hecho, ese es un privilegio más de nuestra época que de tiempos pasados. De ahí, que la mujer era evidente que no elegía a su marido, esa tarea era asumida por el padre o, si éste faltase por el cabeza de familia. Vivir bajo la piel de una mujer era toda una proeza en la Edad Media, ya que al margen de ser desposada por un hombre al que no amaba, ésta podía sufrir varios tormentos con total impunidad como la violación, el rapto, la repudia, e incluso, desde otra vertiente, ser obligada a convertirse en una mujer religiosa. La mujer, en definitiva, era una pura mercancía al antonjo del hombre, y  siempre jugaba, salvo excepciones, un papel secundario en la sociedad.
 La mujer era siempre considerada una menor de edad (una situación que no varió hasta principios, e incluso mediados, del siglo XX), y hay que tener en cuenta que peor fortuna corrían aquellas que pertenecían a estratos más bajos de la sociedad o eran viudas (quienes desgraciadamente volvían en muchas ocasiones a estar tuteladas por algunos varones de la familia, como los hijos). Aunque en ocasiones, la viudas también podían disfrutar de su pequeña fortuna. Pero este es un tema que trataremos con mayor profundidad en otra ocasión.

El nacimiento del señorío[editar]



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