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Cultura vasca
Los vascos son el único pueblo prerromano de la península ibérica que sobrevivió a la conquista romana (siglos III- I a.C.) y también a la expansión de los indoeuropeos en Europa (a partir del 2500 a.C.) de los que descienden la mayor parte de los actuales europeos.
La cultura vasca, según la mayoría de los antropólogos e historiadores, sería descendiente directa de la civilización prehistórica franco-cantábrica, una cultura que abarcó todo el tercio norte de la península ibérica y mitad sur de Francia, siendo de esta manera el vasco, el pueblo, con continuidad en el continente, más antiguo de Europa.
La historia reciente de los vascos da sus primeros pasos en lo que hoy en día conocemos con el nombre de Navarra. La tierra de los navarros fue llamada por los geógrafos greco-romanos con el nombre de Vasconia, denominando a sus habitantes con el término vascones del que deriva la actual palabra vasco.
A la caída del Imperio Romano, durante la época franco-visigótica (siglos V-VIII d.C.), los vascones de Navarra liderarán al resto de tribus vascas en contra de los invasores germanos, conformando un único pueblo vasco que se ha mantenido hasta la actualidad. A partir de esta época, por tanto, fruto de la asimilación vascona desaparecerán las tribus vascas de los textos y se hablará únicamente de los vascones.
Mientras la Vasconia de la época imperial romana se extendía exclusivamente por Navarra, La Rioja y el noroeste de Aragón. Después de la unión de todas las tribus vascas bajo el liderazgo de los vascones durante las invasiones germánicas, pasará a extenderse a amplias zonas de los Pirineos y del sudoeste de Francia.
La forma vasca para denominar el topónimo latino Vasconia fue Euskal Herria (éuskal errí-á), utilizando los vascos la forma euskaldunak (euskaldúnák) para autodenominarse. Ambas palabras siguen siendo utilizadas por los vascos para designar en vasco tanto a su tierra como a ellos mismos respectivamente. En otras lenguas, por el contrario, estos nombres han variado a lo largo de la historia.
Con el auge del Reino de Pamplona-Nájera en el siglo XI (hasta el siglo XII no fue denominado oficialmente como Reino de Navarra), la utilización de la palabra navarro para designar a los vascos se fue generalizando; quedando la palabra vascón gradualmente en desuso.
En el siglo XII el reino navarro, ante el expansionismo militar castellano, se verá forzado a pactar la renuncia a los territorios de La Rioja y Vizcaya.
La Rioja, que en aquella época era el territorio poblado por vascos más importante y que ostentaba la capital del reino,Nájera, será anexionada por Castilla. La capitalidad del reino navarro volverá otra vez a la capital histórica de los vascones, Pamplona.
Si bien la dinastía de los Otsoitz (López), conocida posteriormente como los Otsoitz-Haro (López de Haro), fueron puestos al mando del gobierno de Vizcaya (primero como condado no hereditario y posteriormente como señorío hereditario) por la monarquía navarra en el siglo XI, siendo desprovistos del señorío en 1116 por el rey de Aragón y Pamplona Alfonso I el Batallador. La ambición por recuperar el señorío hará que colaboren con los castellanos en su anexión de La Rioja y Vizcaya. Los servicios de la casa de Haro serán premiados por Castilla otorgándoles de nuevo el Señorío de Vizcaya del que fueron desprovistos 54 años antes.
La fama batalladora que se labraron los vizcaínos en las sucesivas guerras del reino castellano hará que en lo sucesivo, los vascos, sean conocidos con el nombre de vizcaínos en Castilla. Una denominación que se extenderá posteriormente a otros países europeos; mientras que en los territorios de la corona de Aragón se les seguirá llamando navarros.
En el siglo XVI, como podemos comprobar en los textos de Cervantes, fue común designar a los vascos de uno y otro lado de los Pirineos con el término vizcaíno (exceptuando los bajo navarros, que tanto en Francia como en España, eran denominados "vascos"). En el mismo siglo, en el reinado de Felipe II, durante el apogeo del Imperio Español, los vascos monopolizan la administración de la corte española y de las colonias del imperio. Existe, durante esta época, una asociación generalizada, históricamente errónea, entre el pueblo vasco, el cántabro y el íbero, considerando la cultura y lengua vascas como las originarias de los españoles; y los fueros vascos como las leyes ancestrales de los españoles, unas leyes que debían ser respetadas y salvaguardadas por la monarquía española como máximo exponente de la españolidad. Los vascos representaban las esencias de España, la España indómita, los cántabros, que nunca pudieron ser conquistados ni por el mismo Imperio Romano, prueba de ello, según las creencias erróneas de la época, el que su milenaria lengua vasca siguiera siendo hablada. La asociación entre lo español y lo vasco llegó a tal extremo que incluso en la genealogía hecha por el cronista real guipuzcoano Esteban de Garibai para el rey Felipe II se le entroncó con los cántabros inconquistos, enlazando la monarquía española con los cántabros de la época romana, queriendo reflejar así una realidad histórica en la que los españoles habían nacido para someter a otros pueblos pero nunca para ser sometidos.
En mapas europeos del siglo XVIII se sigue denominando todavía a la actual Euskadi como Vizcaya, mostrándose en mapas de España una Vizcaya que no sólo abarca los territorios de la actual Euskadi sino también La Rioja y la mitad este de Cantabria, hasta la bahía de Santander, dado que hasta este siglo fue común considerar tanto a los riojanos como a los cántabros orientales como vizcaínos.
El denominar a los vascos como vizcaínos en los territorios de Castilla, así como en otros países europeos; y navarros, en los territorios de la antigua corona de Aragón, seguiría vigente todavía hasta el siglo XVIII.
A partir del siglo XV y XVI, fruto de la asociación errónea de los cántabros de la época romana con los vascos indicada anteriormente, fue común en ambientes eruditos europeos utilizar el término cántabro para designar a los navarros. A partir del siglo XVI, esta denominación se comenzó a utilizar, también en ambientes eruditos, para designar, sobre todo, a los alaveses, cántabros orientales, guipuzcoanos, riojanos y vizcaínos. Una denominación que daría lugar posteriormente a las tesis vasco-cantabristas.
La palabra vascongado (del latín "vasconicatus") en sus orígenes era sinónimo de vascoparlante o relativo a la lengua vasca; en contraposición con romanzado (del latín "romanicatus") que significaba hablante de lengua latina o relativo a su lengua. Ambas palabras eran utilizadas no sólo en Euskadi sino también en Navarra.
En una lista de pueblos realizada por el Obispado de Pamplona en 1587, setenta y cinco años después de la conquista castellana del Reino de Navarra, se cita que, de un total de 536 municipios existentes en Navarra en aquella época, eran de "lengua vascongada" 453 (85% de los municipios) mientras que de "lengua romanzada" eran 83 municipios (15% del total). A partir de la conquista castellana (1512) y posterior anexión de la Navarra peninsular a la corona castellana (1515), comenzará un proceso de desnavarrización que acarreará el que actualmente sólo el 20% de la población navarra peninsular sea capaz de hablar y/o entender la lengua vasca hablada por sus reyes.
Finalmente, a partir del siglo XIX, se comenzó a extender el actual término "vasco", que proviene del término francés "basque" y que, desde la baja Edad Media, sólo servía para identificar a los navarros continentales al otro lado de los Pirineos. El significado del término decimonónico "vasco" era más genérico y equivalente al vasco euskalduna, queriendo englobar dentro de sí tanto a vascongados, navarros, como a vascos de Francia.
La desmembración de las dos entidades políticas que aglutinaron históricamente a los vascos (Ducado de Vasconia, Reino de Pamplona-Nájera ), debido al expansionismo militar de los pueblos latinos del entorno o de tensiones internas de sucesión, daría lugar a la división del pueblo vasco en entidades políticas diferentes, a menudo antagónicas, lo que ocasionó que los vascos batallasen unos contra otros en sucesivas guerras (Castilla contra Navarra, Francia contra España, etc).
Sin embargo, se mantuvo entre ellos la noción de pertenecer a una tierra en común, a la "Tierra del euskera" o Euskal Herria, ya que desde los primeros escritos extensos en vasco del siglo XVI d.C., y, aunque no estaban unidos políticamente, hacen alusiones a ella escritores de las actuales Euskadi, Navarra y País Vasco Norte. Un término, así como la palabra euskaldun, que nos retrotraen a siglos atrás, comenzándose a extender entre todas las tribus vascas en el declive del Imperio Romano y, sobre todo, en la época franco-visigótica (a partir del siglo V d.C.), cuando estas tribus tuvieron que unirse en contra de los invasores germanos dando lugar al actual pueblo vasco.
La lengua francesa traducirá el término Euskal Herria como Pays Basque, ya que la palabra vasca euskal además de significar "del euskera" se traduce también como "vasco". Posteriormente la lengua española adquirirá el término francésPays Basque y lo adaptará como País Vasco, que es la forma actual con la que se hace referencia en español a la tierra de los vascos.
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